Por: Sandra Perez Vargas
III semestre Escuela Preparatoria por Cooperacion no. 31 Francisco Martinez de la vega
Era ya casi de noche, su presencia se podía percibir, el tiempo se encontraba tenso se acercaba ya y junto a ella, el terror que traía consigo. Los perros comenzaban a aullar el viento soplaba con gran fuerza (fuuuu…); la niebla caía, comencé a temblar, era ella quien aparecía detrás de esa gran nube blanca.
Se reía de mí.
Un día antes habían hablado de ella (jajaja… que absurdo ¿Cómo podría existir?). Caminaba por la calle con un cigarrillo en mi mano izquierda, pensaba en lo que decían de ella. Era casi ya media noche y la calle estaba totalmente sola (jajaja… ¿Ahora qué? ¿Moriré?). Tropecé, mi agujeta se había desabrochado.
La locura se apoderaba de mí, veía su sombra pasar de un lado a otro, solté el humo de mi cigarrillo (fuuuf) comenzaba a caminar
¿Qué estaba pasando?, el tiempo transcurría y mi hora llegaría, trataba de escapar, huir pero era imposible poder escapar de “ella”. Una vez llegada tu hora, sentías su presencia cada vez más cerca de pronto frente a mí:
-¿tu?-le pregunte. (Había un silencio total) volví la mirada si era ella tal y como había escuchado, en su mano izquierda cargaba su gancho mientras de su otro extremo, jalaba un perro (¿era broma?) cayo mi cigarro al suelo y enseguida yo, podía observar mi cuerpo en el suelo con aquel gancho clavado en mi pecho “ella”, se burlaba de mi como en un principio, ella, ella solo buscaba compañía.
Un alma perdida; que se burle de ella.
Ahora estoy condenada a vagar con ella hasta el día que llegue tu hora, entonces yo podre descansar, y me reiré de ti sin cesar…
Porque ella soy yo… su nombre “LA MUERTE” -¡CUIDATE!
Ella te observa pero no te preocupes “SOLO BUSCA COMPAÑÍA”.