“Aprendiendo de la ancestral Manka Fiesta”
Mg. Víctor Hugo MAMANI
[1] Clase dictada para el Curso de Posgrado Internacional: Abordajes desde el Trabajo Social Contemporáneo. Políticas públicas, territorios, feminismos. G-TEP/ UNMP (Argentina-México-Perú) 14 de octubre 2021.
[1] LECTURA PREVIA NECESARIA. La Manka Fiesta o Fiesta de la Olla. Cada tercer sábado de Octubre llega la celebración ancestral originaria que se realiza todos los años en la cuidad de La Quiaca, Jujuy, Argentina. Encuentro intercultural (prehispánico) más antiguo y tradicional que realizan los jujeños. Feriantes de toda la provincia recuperan el tradicional trueque de productos, con una fuerte expectativa de encuentro cultural. Participan artesanos, alfareros, hilanderas, orfebres, micro-productores y lutieres, de los valles, de la puna, de las yungas. Asisten personas del altiplano boliviano, de Chile quienes cargan sus panes de sal, sus ollas y platos de barro cocido, tejidos con lana de llama, cueros, granos y tubérculos. Encuentro de culturas, dispuestas al intercambio, desde la diversidad de productos que ofrecen, festejan y regresan a sus lugares de origen, enriquecidos, esperando el próximo año. En la cosmovisión de los Pueblos Originarios, la olla lleva un significado profundo que implica la contención de muchas cosas, buenas o malas. En tiempos pasados, los antepasados indígenas eran enterrados en una olla por lo que también se vuelve un objeto espiritual. El trueque se ve enriquecido por productores de agricultura familiar que llegan con su mercadería para comercializar sus cosechas. Los feriantes se encuentran ubicados según el rubro y, una vez que los participantes alistan sus puestos, se realiza la tradicional “Chaya”, un ritual ancestral en el que se pide un año de prosperidad para las cosechas y los emprendimientos. Aunque es poco lo que se vende y mucho lo que se trueca, el espíritu del evento tiene el objetivo reivindicar las costumbres y tradiciones de los pueblos originarios. https://www.serargentino.com/argentina/tradiciones/la-manka-fiesta-celebracion-historica-y-cultura-ancenstra
- Introducción.
Actualmente y como hace mas de 20 años atrás, escucho pensamientos, reflexiones, discusiones, discursos sobre categorías útiles para pensar los procesos complejos que viven nuestras sociedades. Categorías que se presentan -en algunos casos- como “nuevas”, otras son traídas nuevamente a la arena de los debates, para resignificarlas y cargarlas de nuevas significaciones, entre ellas comunidad, territorio, pueblo, lo popular, lo colectivo, subjetividad, interculturalidad entre otros.
Hoy me toca “discursear” diría Natalio Kisnerman, sobre la interculturalidad, en relación al Trabajo Social Comunitario, hasta parece una redundancia en estos tiempos, tener que aclarar, relacionar o simplemente recordar que Trabajo Social Comunitario guarda relación con la interculturalidad. Disculpas al respecto.
- Sobre Trabajo Social Comunitario e interculturalidad
Claudia AAB y otros (2002, p.174-176) en la sistematización de sus prácticas investigativas en Trabajo Social con poblaciones migrantes, introducen el concepto de interculturalidad ( que surge en los años 80) a partir de diferentes experiencias de educación bilingüe e intercultural en A.L, específicamente consideran los aportes desde la Antropología Aplicada de la Universidad Politécnica Salesiana de Quito, para quienes la interculturalidad, significa entre culturas… no se trata de la simple existencia de culturas diferentes, sino de la convivencia de estas en sus diferencias, y la convivencia sólo es posible desde la vivencia de la vida cotidiana entre diversos pueblos culturalmente diferenciados y con sentidos propios, y distintos de la existencia… Según la antropóloga Gardenia Chávez, “es una propuesta de relacionamiento entre las culturas, hacia la consecución de equidad entre estas, del desarrollo de un equilibrio entre diferentes tensiones y renovar las concepciones y comportamientos, en donde se articule lo universal con lo particular.
El Trabajo Social tiene un papel importante por sus permanentes contactos con los sectores populares (barrios, comunidades, pueblos originarios) fijando como objetivos: transformar las miradas y prácticas multiculturales, en miradas y prácticas interculturales, construyendo procesos de encuentro, comunicación e integración entre las personas, grupos y comunidades pertenecientes a diferentes culturas.
A partir de un recorrido conceptual sobre; cultura, prácticas culturales, cultura popular, interculturalidad, queda claro o al menos muchos acordamos que la opción por la práctica intercultural desde el Trabajo Social: significa: interrelación, intercambio de saberes y prácticas, enriquecimiento mutuo, retroalimentación, horizontalidad relacional, participación social, prácticas sociales productivas y comunicativas, procesos de legitimación de saberes y prácticas locales de pueblos originarios de nuestra Abya Yala. Esa es la bandera a enarbolar.
A partir de la opción por la interculturalidad, estamos en condiciones de expresar “QUÉ” tenemos o “QUÉ” debemos hacer desde el Trabajo Social en general y el Trabajo Social Comunitario en particular. Lo que no veo actualmente, al menos en mi región, desarrollos de experiencias profesionales genuinamente interculturales, a pesar que en congresos y encuentros el discurso profesional va en esa dirección. Entonces considero que no basta con revisar, reflexionar, problematizar y adoptar un término en “el aire”, sin raíces en una praxis transformadora. De suceder esto, estaríamos frente a lo que Nicolás Lobos (2020, p.3) denomina un cultivo del pensamiento crítico hidropónico, es decir cultivar vegetales sin usar el suelo, sin usar los nutrientes de la tierra, sin la tierra, por lo tanto dicho pensamiento crítico en Trabajo Social Comunitario, “sin hacer pie en la tierra”, se debilitaría.
El Trabajo Social debe promover y practicar la interculturalidad en esa zona de habitualidad de Kusch, en la vida cotidiana, en y desde prácticas culturales, desde el nudo relacional donde acontecen los problemas sociales que nos afectan. Los conceptos de las Ciencias Sociales, como dice Gunnar Myrdall “no brotan en el escritorio del investigador, sino que procede de voces más naturales, del lenguaje de los hombres y mujeres en la vida de una sociedad concreta; voces y lenguajes expresan las aspiraciones más sentidas de un pueblo” (Kisnerman, 1982, p.10) En ese sentido Kisnerman refiere “comenzamos pues a escuchar la voz del pueblo, junto al pueblo. Y al decir pueblo, nombramos a todo ese gran sector que calladamente costea nuestros estudios y el bienestar social de una minoría. Y que no accede muchas veces a nuestros servicios.
Cuando escribe el prefacio de Servicio Social Pueblo (1982) Kisnerman rescata aportes de experiencias iniciadas en los 70, y expresa lo siguiente “Tampoco podemos dejar de mencionar a todo este pueblo – indio, negros, mulatos, mestizos, blancos- que nos han señalado el camino del compromiso a medida que fuimos descubriendo la realidad de América Latina. Ellos son precisamente América Latina, unida pos sus manos y sus voces. A ellos, dedicado este nuevo Servicio Social, que como ellos quiere ser pueblo” Su mirada y su práctica, eran interculturales.
Entonces no es posible hacer interculturalidad desde el Trabajo Social fuera del terreno, del suelo, de la tierra, a la distancia del pueblo. Tampoco cabe una “práctica intercultural aérea o satelital” que solo sirva para especulaciones y formulaciones teóricas, y que nos deje a medio camino. Esas formulaciones diría Gerardo Vélez Villafañe[1] (2021) “Tienen que hacerse carne desde la praxis cotidiana, en un diálogo intersubjetivo. Se trata de una lucha político-epistémica. El “devenir sensible del intelecto como praxis transformadora”
- ¿Cómo hacer de las reflexiones y pensamientos sobre la interculturalidad un concepto vivo, que late en la praxis transformadora desde el Trabajo Social?
Para responder este interrogante, no basta con sugerencias o postulados de qué debe hacer ni tampoco un “cómo” único. Nosotros optamos por dar testimonio de nuestro Trabajo Social Intercultural, como quehacer humano realizado junto a otros hombres y mujeres, fechados e inmersos en nuestra cultura.
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[1] Vélez Villafañe, G.(2021) Educador Colombiano expositor en Descolonización –colonización de la subjetividad. La importancia de recuperar lo colectivo desde la noción de Pueblo. Organizado por GTEP UNMP y Trama al SUR.
Se trata de un posicionamiento de Trabajo Social Comunitario Intercultural, como proyecto político, donde es necesario el texto y también la acción política, en lo cotidiano, para ello hay que gastar los zapatos. En el campo de la salud comunitaria, Bertucelli S. (2000) nos cuenta que en Ecuador, un epidemiólogo tiene como símbolo, que lo representa, unos zapatos gastados. En conclusión, hay que ir al terreno, participar, hay que ver cómo ocurren y se construyen, las cosas, y poner sobre la mesa lo que se hace. No se revisa lo que se hace sino lo que se dice. Es decir, creamos discursos y allí nos quedamos.
También es una propuesta epistémica, que implica la deconstrucción de los paradigmas homogeneizantes impuestos por la sociedad occidental y la valoración de la diversidad cultural como riqueza desde el intercambio, como nos enseña la Manka Fiesta. Y vamos a compartir una de entre tantas experiencias que protagonizamos (alimentación, educación, viviendas, salud, “religiosidad popular”, etc.) en materia de construcción de interculturalidad, de relaciones interculturales, de intercambio, de reciprocidad, de comunicación, de crecimiento mutuo.
- De los Equipos Interdisciplinarios a los Equipos Interculturales.[1]
Durante nuestras primeras incursiones al barrio La Esperanza (2004) Perico-Jujuy), los profesionales buscábamos un tiempo y un lugar en la institución hospitalaria, donde poder realizar las conocidas reuniones de equipo. En ellas analizábamos nuestro proceso, cada situación familiar, grupal, abordada y los posibles planes de acción. Cierto día tuvimos que hacer nuestra reunión de equipo en el limitado espacio del Ropero Comunitario, con la presencia de las dueñas de casa, es decir las vecinas de la red vecinal, con quienes trabajábamos. Hoy recuerdo esa situación, junto a la geografía creada por nosotros los profesionales en la “casa de otros” y me “da vergüenza”. Estábamos en la casa del “otro”, y los dejábamos afuera. ¡Qué atrevimiento el nuestro!
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[1] Mamaní V.H y Otros, (2009) En red-ando salud y calidad de Vida, Lumen Humanitas, pp. 124-126.
Cada vez que abordábamos un tema o problema asociado a las familias conocidas por ellas, realizaban aportes importantes para nuestro trabajo, más allá de las primeras resistencias profesionales que emergieron “¿por qué opinan?”, “¿qué saben ellas?”, “los profesionales somos nosotros, nosotros fuimos a la universidad”. En otra oportunidad, Estela, vecina de la red, nos invitó al patio de su casa para realizar dichos encuentros, allí también emergió el fenómeno conversacional; en el cuál todos aportábamos a construir respuestas acordes a los problemas que tratábamos: profesionales y vecinas de la red.
De este modo y progresivamente -no sin resistencias- fuimos aceptando la dinámica interaccional que estábamos construyendo. Ellas nos acercaban y conectaban con una realidad que no conocíamos, comenzábamos el nutritivo proceso de aprender de ellas.
A partir de allí, nuestras reuniones de Equipos Interdisciplinarios se transformaron en reuniones de Equipos Interculturales, donde nuestro saber traído desde las aulas universitarias (saber académico –cultura académica), confluían con el saber cotidiano (cultura local), con el saber ancestral, el saber que enseña la vida. Así llegamos, desde nuestra práctica intercultural a la construcción conceptual de los Equipos Interculturales en Salud Comunitaria[1]. En este caso vamos desde la práctica al concepto, no al revés.
[1] Mamaní V.H y Alarcón, M (2008) De los Equipos Interdisciplinarios a los Equipos Interculturales en Salud Comunitaria, Ponencia presentada en 1er Congreso de Psicología. Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba. Bolivia.
Un conjunto de personas con capacidades operativas, que se reconocen sujetos culturales y respetan la diversidad cultural que habitan, desarrollan acciones conjuntas en el terreno de la vida cotidiana, de cara a la construcción de entornos saludables, articulando estratégicamente el saber cotidiano con el saber académico desde relaciones heterárquicas, buscando:
a) cobertura y acceso a los servicios de salud, atención a la enfermedad, satisfacción de sus necesidades básicas y
b) el ejercicio de su derecho a otras aspiraciones que todo ser humano y grupo desea poseer (vivienda, alimentación, trabajo remunerado, etc.) y acceder a otros componentes de la salud, (derechos vida digna, la calidad de esa vida, la posibilidad de crear, de innovar, de sentir placer, acceso al arte y la cultura, etc.
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[1] Mamaní V.H y Alarcón, M (2008) De los Equipos Interdisciplinarios a los Equipos Interculturales en Salud Comunitaria, Ponencia presentada en 1er Congreso de Psicología. Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba. Bolivia.
c) fortalecer sus capacidades biopsicosociales y ser protagonistas de transformaciones personales y sociales. El trabajo individual y colectivo de los miembros del equipo, se realiza con un espíritu de complementación, mediante una adecuada coordinación y articulación de tareas, un clima de respeto y confianza mutua, altamente satisfactorio, en algunos casos festivos.
- A modo de cierre.
Esta perspectiva de Trabajo Social Comunitario Intercultural implica aprender de la gente, en su contexto mientras construyen su historia, su biografía, espacio local donde nosotros decidimos cambiar el espacio áulico, el espacio protector que significa la oficina o consultorio, por el espacio y tiempo donde se dan las condiciones concretas de existencias de nuestras poblaciones indoafroiberoamericanas (Fuentes, 1970)
Este posicionamiento significa comenzar a trabajar desde lo que existe, de lo que pueden y tienen, de lo que desean como futuro superador, un mejor vivir. No solo desde lo que traemos de nuestro mundo cultural, ni siquiera desde nuestros tiempos creyendo “que los valores de la propia cultura son superiores y todas las otras deben ser juzgadas de acuerdo con ellos…, los griegos llamaban bárbaros a quienes no participaban de su cultura” (Canclini, 1981) Tampoco llevando o postulando palabras de otros.
Hay que elaborar el duelo de perder la creencia de nuestra superioridad para pasar a habitar verdaderos espacios interculturales. JUNTOS, no desde un vínculo jerárquico, no desde arriba hacia abajo. No somos unos genios frente a unos tontos, ni maestros frente a alumnos, no somos los que sabemos frente a quienes no saben. Tampoco los que tenemos frente a quienes no tienen. Con este posicionamiento y con el aporte de todos, compartiendo la búsqueda del buen vivir, las posibilidades de crecer se multiplican, no solo la de las personas con las que trabajamos, sino las nuestras.
Me dirán con acierto, que prestamos más atención a sus problemas, y decimos que ello sucede porque suponemos que nosotros tenemos capitalizados ciertos conocimientos y algunas experiencias profesionales que ellos no, (un título) quizás esa sea nuestra única ventaja, la de ellos es que saben de sus problemas mucho más que nosotros.
En realidad, es un camino que no tiene retorno a los privilegios de élite, como refiere Bertucelli, con este posicionamiento vamos directo a confluir con la diversidad, con la diferencia, con nuestras incertidumbres e inseguridades, con nuestros asombros y las nuevas construcciones. A partir de allí, transitamos caminos alternativos, como los que buscan cada día nuestras poblaciones en riesgo ecológico y social, siendo “pueblo” también “yosotros como diría Unamuno.
BIBLIOGRAFÍA
AAb, C. y Otros (2002) Trabajo Social y Diversidad Cultural, en Trabajo Social de Hoy. Experiencias de campo e intervenciones profesionales, Ed. Espacio
Bertucelli (2000) Lo que nos cambia es el pueblo. Entrevista Revista Silabario. Córdoba.
Bertueclli (2000) El ritual de la conquista, Entrevista Revista Silabario.Córdoba
Eroles, C. (2005) Glosario de temas fundamentales en Trabajo Social, Espacio.
García Cambeiros F. (1976) Geocultura del Hombre Americano, en Rubinelli, M.L, Reflexiones actuales sobre el pensamiento de Rodolfo Kusch, Ediunju.
García Canclini, N (1997) Ideología, cultura y poder, Secretaría de Extensión Universitaria,UBA.
Juliano, D. (1998) Universal/Particular. Un falso dilema, en Lacarrieu, M. Globalización e Identidad Cultural, Ciccus.
Kisnerman N. (1998) Pensar el Trabajo Socia. Una introducción desde el construccionismo, Lumen Humanitas.
Kisnerman N.(1982) Servicio Social Pueblo, Humanitas
Lobos, N (2020) Ni un solo milagrito. Sobre la recepción de las teorías críticas en Trabajo Social, Margen.
Mamaní, V. H (2009) En red-ando salud y calidad de vida, Lumen Humanitas
Mamaní, V.H (2005) Por un Trabajo Social que respete la diversidad y heterogeneidad cultural, Revista del Colegio de Profesionales de Servicio Social. Córdoba. Año 13. Nro.53.
Mamaní, V.H (2012) Reconstruyendo identidad cultural, en Silvana Martínez, Contextos y Prácticas de Trabajo Social, Editorial Fundación La Hendija.
Mamaní V.H y Alarcón, M (2008) De los Equipos Interdisciplinarios a los Equipos Interculturales en Salud Comunitaria, Ponencia presentada en 1er Congreso de Psicología. Universidad Mayor de San Simón. Cochabamba. Bolivia.