Tiempos de cambio y de activismo civil

Vienen tiempos de cambio y de activismo ciudadano, los suficientes para llevar a México a una transformación posible, pacifica y necesaria. Atrás quedarán las campañas políticas y las confrontaciones y acaso-para algunos- las propuestas estrechas en soluciones y amplias en promesas y descalificaciones.

Viene el deseo colectivo de un proceso electoral limpio y seguro en todo el país. Vienen, finalmente, tiempos de cambio a las puertas del 1 de julio del 2012, cuando se renueven la Presidencia de México, el Senado de la Republica, la Cámara de Diputados, seis gubernaturas y la Jefatura del Distrito Federal entre otras importantes posiciones de elección popular.

Y es que las campañas políticas mexicanas concluirán por ley, el próximo miércoles y le darán paso a un breve espacio de reflexión de apenas tres días, el necesario para precisar un repaso final y para definir con claridad, nuestras preferencias ideológicas –como si no lo hubiéramos hecho ya-. El examen es entonces obligado y el ejercicio de reflexión aún más.

El ciudadano de a pie, de camión, de taxi de bicicleta o de automóvil o como usted quiera llamarle, finalmente aguantó la avalancha de mensajes que difundieron sin misericordia alguna los medios masivos de comunicación tradicionales y las llamadas redes sociales, que en este proceso electoral sin duda, juegan un papel destacado.

Las propuestas de los candidatos han tenido ya su oportunidad de expresarse en el imaginario colectivo de este país y un enorme eco en la conciencia social; han dado mucho de qué hablar, reír y lamentar. Algunas denostaciones han sido verdaderamente implacables y hasta vergonzosas.

Los partidos políticos, coaliciones y candidatos, también tuvieron el privilegio de soltar enormes cantidades de dinero para mejorar la percepción de su imagen ante la opinión pública, amplia y diversa en características socioculturales.

Dinero nuestro, que usaron en el manejo del social media, en constructores de discursos y quien sabe en qué otros enredos más.

Pienso que ya escuchamos frases difíciles de creer y el mismo y sonado discurso tan carente de toda credibilidad. Un discurso que fácilmente se puede caer y que sin embardo siempre resulta ser el ingrediente elemental de toda campaña política al igualque las denostaciones.

La desinformación, los adjetivos indeseables, la banalidad de los discursos y de los debates públicos, ocuparon un sitio importante en las campañas que concluirán el 27 de junio del año en curso como lo impone el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, (Cofipe) en el cuarto párrafo de su artículo 237.

Las campañas políticas poco han aportado a lo que ya tantas veces se ha dicho, se ha visto y se ha incumplido. Tal parece que el tiempo se agota y las opciones se reducen y son más estrechas a la vez. Sin embargo llegó el momento decisivo de tomar partido y de confiar nuestro voto.

Creo entonces, que ya no hay motivo suficiente para enmudecer, desentendernos o dejar de pensar. E insisto: ¿Porque no dejar de ser títeres de las circunstancias y construir nuestro propio destino?

Creo que entre más y mejor informados estemos, mayores serán las posibilidades de construir un pensamiento libre, profundo e inteligente. Un pensamiento que nos permita votar con certeza, para encarar las elecciones que están en puerta.

Así las cosas, llegó el momento de votar y de recuperar a México para vivirlo con dignidad, sin miedo y a plenitud.

De nosotros y solo de nosotros depende la suerte del país. Un país al que hay que podarlo, limpiarlo de impurezas y fertilizarlo de ideas que lo transformen para bien.

El miedo no es opción y nuestra participación es obligada. Recuerde que el temor suele ser verdugo de todo intento democrático; a su vez, callarse y no votar es sinónimo de cobardía y complicidad.

Tengo la certeza de que esta vez, la votación de la gente será nutrida y muy pensada. Hoy la sociedad mexicana, me parece que ha despertado y no es ciega, muda o sorda cuando de defender sus legítimos derechos, se trate. El voto es uno de ellos. Votemos pues.

 

Deja una respuesta