Por Adriana Medina Beltrán
Es muy fácil perdernos a nosotros mismos entre todas las actividades que tenemos ya que siempre hay algo que hacer. Sin embargo, no todo lo que hacemos deja algo para nosotros, y conforme pasa el tiempo nos vamos olvidando de convivir con nuestra propia persona y nos vamos olvidando de conocernos.
Es muy difícil darnos cuenta de esto entre el trabajo y/o la universidad, los amigos, la pareja, la familia, quienes todos ellos requieren de nuestro tiempo, y más aún cuando (generalmente) los últimos momentos de nuestro día, se los dedicamos a las redes sociales, las cuales se apoderaron de esos 5 minutos de paz en el baño. Así que entre la tecnología, Netflix, etc., nos resulta difícil tener un fin de semana, un día o unas horas a solas.
Requerimos necesariamente de un plan para el fin de semana, porque de no tenerlo, lo más probable es que lo pasemos sentados frente al televisor (o computadora) viendo cualquier cosa, porque incluso estando solos, no sabemos estar solos.
Mi fin de semana empezó precisamente de este modo, sin ningún plan, justo cuando estaba resignándome a quedar en casa a ver la temporada completa de alguna serie, recordé que aún no terminaba de leer un libro que tanto me había emocionado al principio, recordé que hacía mucho tiempo que no caminaba por el centro ni salía a correr, recordé las ideas que se habían quedado en el cajón. Simplemente recordé que hacía mucho, que no pasaba tiempo conmigo misma y la verdad lo extrañaba. ¡Me extrañaba!