Para: Periódico el Heraldo de San Luis.
Publicado: Domingo 27-05-2012 / Sección “Gente”
Padre, tu misericordia
Nueva y fresca siempre es
Nos rocía cada día
Refrescando a la vez
La probamos, la probamos
¡Tan lozana a nuestro ser!
La Biblia, además de otras muchas funciones contiene la sabiduría que puede perfeccionarnos, sus palabras son leche y comida que nutren produciendo fruto como una semilla.
No es simplemente la palabra o el pensamiento de Dios, sino Su mismo aliento.
2 Corintios 3:18 Más, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen como por el Señor Espíritu.
El que Cristo sea formado en nuestro ser es un asunto viviente y orgánico. forjarse en nuestra constitución intrínseca, mente, emoción y voluntad significa que este elemento forja nuestra alma, nuestro yo. Esto no es un concepto, una teoría o una teología, sino un hecho divino que necesitamos experimentar en plenitud.
Lo más llamativo y maravilloso de la vida humana es su conciencia de sí. Una vida capaz de expresar a Dios. Él es invisible y desea ser expresado en el hombre que fue hecho a Su imagen, recibiendo autoridad para representarlo de una manera corporativa y señorear la tierra.
Esta es la esfera del dominio que Dios confió al hombre.
Romanos 12:2a. No os amoldeis a este siglo sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente…
Cristo remplaza el yo, y el mundo presente de nuestra mente. Nuestro viejo hombre es anulado bajo un proceso de revelación individual, muy particular que se expresa. Sin revelación, el conocimiento de Cristo es superficial, histórico y según la carne.
El Cristo que uno recibe al leer o al escuchar, no se puede comparar con el Cristo verdadero que no es producto de doctrinas muertas.
Cuando Dios nos disciplina, nos toca, nos instruye; permitiendo conocernos a nosotros mismos porque palpamos algo real que actúa por sí mismo. Esto es discernimiento espiritual. Tocar la realidad produce vida y toda duda desaparece, así que nuestras palabras son la expresión de pensamientos claros y conocimiento. Cuando tocamos la realidad, somos iluminados interiormente. Las confusiones son sinónimo de oscuridad y la oscuridad, de muerte.
La revelación es la base de todo progreso espiritual por ello el creyente que no tenga revelación, no tiene profundidad.
La intención de Dios no es tener a sus Hijos en aflicción y en pobreza, sino hacerlos crecer por medio de las pruebas y enriquecerlos en la fe. Durante la angustia somos ensanchados a tal punto de disfrutar a Dios, no permaneciendo en la aflicción sino resucitando juntamente con Cristo. Esto nos enriquece y nos introduce a una realidad espiritual, transformando nuestro ser interior de piedras a perlas preciosas.
Por lo tanto la realidad espiritual consta de todo lo que es verdadero y la verdad nos hace libres.
Estar obsesionados por carecer de luz es engañarse a uno mismo, es mentirse a uno mismo.
Mentir es ser obstinado por fuera y estar consumido por dentro, es tener confianza de sí mismo al grado de creer que la conciencia justifica la acción, aprobando sus hechos. ¡Cuidado! porque terminaremos engañándonos a nosotros mismos.
Mentir es decir algo falso y después reconocer que no se dijo la verdad, pero ¿estar obsesionado? es mentir y creer en lo que se ha mentido. Creer que lo incorrecto es correcto y lo falso es verídico.
Cuando se vive en tinieblas no se puede ver, por tanto, tampoco se pude crecer espiritualmente, y se es presa fácil de la obsesión.
Creer la mentira es creer que hay algo en donde en realidad no lo hay. Desobedecer a la verdad y pensar que uno puede vivir en paz es obsesión y no se puede ver la verdadera naturaleza de las cosas. El fuego que el hombre enciende no puede eliminar las tinieblas espirituales, porque nunca proporcionará una visión espiritual genuina, a menos que venga la luz de Dios a él. Creer que estamos bien en todo lo que hacemos y creer que somos buenos, es confiar en nuestra propia prudencia.
Buscar la luz espiritual en nuestros sentimientos y pensamientos es un error porque la luz no se encuentra ahí.
Salmos 36:9 Porque contigo esta el manantial de vida; en tu luz veremos la luz.
Sólo esta Luz ilumina lo intrínseco de las cosas, entonces tenemos una visión profunda y vemos lo que Dios ve.
¡Oh, que gran misericordia!
Tan extenso y tan capaz
Aunque somos pecadores
Nos alcanza y guardará
De esta gran misericordia
¿Separarnos quien podrá?