La Biblia tiene 4 libros (Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses) llamados epístolas.
Éstas son escritos, misivas, cartas escritas a los creyentes de estas ciudades que contienen una palabra específica para cada lugar. En todas, se muestra la revelación del corazón de Dios.
El deseo del Dios Triuno es transmitirse al hombre como el centro y la universalidad de todas las cosas.
Éste Dios Triuno primeramente, a través de la fe en su hijo Jesucristo, se forma en nosotros transmitiendose, intensificandose y extendiendose en cada uno de nosotros, entra a nuestro viejo ser interior para reemplazardo por un hombre nuevo.
En este proceso, Cristo formado en mi crece plenamente y se impregna, saturando todo mi ser, se mezcla. Esto quiere decir que se une hasta hacer su hogar, instalándose una sola vez y para siempre, permaneciendo para darnos:
Sus genes, Su poder divino, Su herencia, Sus riquezas escondidas, Su conocimiento pleno con la única intención de disfrutarle ricamente, viviendo una vida en la que somos constituidos como su cuerpo.
Esta vida continua, expresa al Cristo en nuestro pensar porque es nuestra justicia, nuestras virtudes, nuestro secreto, nuestro poder, nuestra meta y todas nuestras expectativas.
Cuando Cristo es nuestras expectativas, entonces expresamos Cristo.
Cuando nosotros hacemos un pastel todos los ingredientes son mezclados (Bien unidos y entrelazados porque en la cocina el orden de los factores si alteran el producto). suministramos Bicarbonato de sodio (royal) para que la masa crezca, vainilla, zumos o ralladuras de cítricos para que se impregne del aroma y del sabor conforme a una medida y lo hacemos con amor para que este sea perfecto.
Todo este conjunto forman una sola tarta que al comerla, expresa plenamente la esencia misma de todos los elementos hasta que se acaba.
A diferencia de este ejemplo, Cristo es para siempre, es profundo, insondable (que no se puede medir) e inagotable por eso, esta revelación es divinal.
Efesios 1: 22,-23 Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Efesios 4:16 De quien todo el cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada uno en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de Sí mismo en amor.
En este último versículo “bien unido y entrelazado” se explica una unidad funcionando a la perfección, como el corazón de un reloj en el que sus engranes que son de diferentes tamaños, todos bien unidos cumplen una misión coordinada.