Así, tanto en el ámbito castrense como en el religioso, existen números que hablan por si mismos en la actividad periodística en la que se contagia una enfermedad, basada en una crisis existencial socioeconómica y cultural.
La presión del trabajo, el desempleo y la precariedad aunado a lo que el periodista ve y siente, tal vez no toda la verdad pero si la realidad de lo que vive; es un asunto muy serio que liga a una bajada de calidad, diría el presidente de la Asociación de Periodistas de Madrid Fernando González Urbaneja, quien estudió periodismo y políticas.
El hecho de que el periodista vea un futuro difícil e incierto crea una psicología que exhibe su independencia, su orgullo, es artesanal, áspero y distante. Eso sin considerar su contaminación con los políticos quienes, los unos y los otros juegan el juego del poder, uno, “el cuarto” y el otro, ” el dinero”.
¿Qué es cuarto poder?
Ese, que siente conocer todo, ve todo, escribe todo y habla todo.
¿Qué es el dinero?
Ese, que compra todo.
Así, los poderes que en si mismos son incompatibles en esencia y que entre más distantes mejor, se entrelazan para competir hasta la muerte.
¿Cuánto me pagas por lo que escribo a tu favor… ó…?
Y se hacen contratos perennes amenazadores, aún cuando el tiempo dentro de una institución tiene un límite tri-anual o sexenal. Contratos “basura” que corrompen todas las esferas que se relacionan con la información durante todos los tiempos, pero que en esta época tanto periodistas como lectores necesitan de más explicaciones.
Sin dudarlo, los modelos del periodismo han cambiado exhibiendo los problemas que siempre se han tenido.
Recuerdo cuando en el primer informe del gobierno de Fernando Toranzo, el coordinador de Comunicación Social, Juan Antonio Hernández Varela llamó a los medios de La Red con mayúscula, “No Formales”. y aunque muchos se niegan a cambiar han tenido que abrir los ojos.
Otra característica de la psicología del periodista es el afán por publicar antes que otros, olvidándose corroborar o consultar otras fuentes aflorando un periodismo de baja calidad, que sin duda también, históricamente estaba presente pero no se notaba, y que hoy en día esta comunicación “facilitada” provoca que deje de interesar la noticia.
El egoísmo por ser el primero, se manifiesta abiertamente con la boca, al opinar y estigmatizar defendiendo la tan peleada “Libertad de Expresión” y que de manera irresponsable se hace uso de “decir lo que se piensa” como un slogan, sin importar el daño a terceros.
El comportamiento ante el poderoso que compra la noticia, se convierte en pesadilla, y así hasta la fecha, vivimos la degradación de un oficio que se estremece ante tantas muertes y en el que se debe luchar para dignificarla cortando esa relación de aparente amistad con el poder político que nada tienen en común.
Existe el trato de algunas personas que refieren al periodista como “pobre” y éste, no se defiende ante tal despectivo, mas bien permite tal discriminación. ¿Será que si se siente pobre? o solamente hace periodismo “pobre”, porque el periodismo de investigación está muy bien remunerado.
Algo que también se observa visiblemente son las regalías que pide en épocas de fiesta al poderoso-político, cayendo aún más bajo y debilitando su 4o. poder hasta el punto de vulnerabilidad que deja ver su falta de perspicacia y sensibilidad ante el peligro.
Y para terminar, su falta de gusto por estar a la vanguardia, no lo deja trascender al periodismo mejor pagado… No pelea ni paga el precio por capacitarse, diplomarse, profesionalizarse en base a su experiencia en la que la auto-protección juega un papel muy importante.
El periodismo debe ser digerido con inteligencia, no solo por el hecho de la imposibilidad de la objetividad, sino también por el bien de saber leer entre lineas.
Sin duda el periodismo está pasando por una crisis, sin embargo, “Las crisis son siempre oportunidades escondidas” porque el periodismo dejó de ser un oficio romántico, siendo mas bien, una profesión de la cual se puede vivir.”
Corregir y sanar dichas posturas dependen de cada una de las voluntades. Las agrupaciones de los periodistas quieren cumplir sobre todo el aspecto de la unidad pero con estas características tan arraigadas simplemente parece imposible.