Se conmemora año con año la independencia de México cada 15 de septiembre por la noche y todo el día 16. Sin una razón de ser, históricamente hablando. El cura Hidalgo llamó a la rebelión contra el régimen francés, y aquí que el llamado era “¡Viva La Nueva España, Viva Fernando VII (quien se encontraba bajo el yugo de José “Pepe Botellas” Bonaparte, hermano de Napoleón Bonaparte) Muera el mal gobierno!. No era un llamado para levantarse en armas y buscar la Independencia al amanecer del 16. No hubo grito en la noche del 15 de 1810.
Resulta que se da la conmemoración, para festejar al entonces presidente Porfirio Díaz quien cumplía años el 15 de septiembre. Éstas eran un preludio del festejo formal de la Independencia, el cuál se llevaba al cabo, ya con un desfile militar, el día 16. Buscaba generar una identificación entre su persona y la República. Otra de las versiones dice que desde la década de 1840, el grito se celebraba el día 15, ya que el 16 iniciaba sesiones el Congreso. Con esta modificación se quería evitar que ambos actos cívicos coincidieran en un mismo día.
La noche del 15 de septiembre, los mexicanos festejamos un llamado a la rebelión que en realidad tuvo lugar en la mañana del 16. En contraste nos empeñamos en olvidar el 27 de septiembre, pero fue en esta fecha, en el año de 1821, cuando se realizó realmente la Independencia de nuestro país.
El 27 de septiembre ha sido eliminado del calendario de festejos patrios oficiales porque se identifica con Agustín de Iturbide.
Pero fue esta la fecha en que entró a la ciudad de México el Ejército Trigarante. Sólo entonces se puso fin al gobierno virreinal en nuestro país. Éste fue el momento de la Independencia real.
Este fue el momento en que el país asumió formalmente el nombre de México.
Este fue el momento en que se enarboló por primera vez la bandera tricolor como símbolo nacional.
En un principio los mexicanos celebrábamos tanto el 16 como el 27 de septiembre: el “comienzo” y el fin de la guerra de Independencia. Con el paso del tiempo, sin embargo, se politizaron las fechas. Los liberales se inclinaron por el festejo del 16 mientras que los conservadores lo hicieron el 27.
Uno de los festejos más significativos, estuvo a cargo de Maximiliano. Él fue el primer gobernante en ir personalmente a Dolores (hoy Dolores Hidalgo) en Guanajuato para la ceremonia del grito. Esta decisión le significó un fuerte rechazo de los conservadores que habían apoyado su llegada al país y buscaban en Habsburgo a un gobernante que restableciera la legitimidad perdida con la Independencia. Con su decisión de celebrar el grito Maximiliano manifestaba su propia ideología liberal.
El tiempo ha pasado y el festejo se ha vuelto parte integral de la tradición cultural mexicana. El grito se celebra en todos los confines del país y en embajadas y consulados mexicanos en todo el mundo. Lo festejan todos los mexicanos sin importar su inclinación política y sin recordar los orígenes del acto.
Apoyo bibliográfico de “La visión de los vencidos”, de Miguel León Portilla. “México ante Dios”, de Francisco Martín Moreno y “Contra la historia Oficial”, de José Antonio Crespo.