La música como la danza, tiene cualidades terapéuticas y preventivas ayudando a acrecentar y restablecer la salud mental y física de nuestro SER a través de la acción de un profesional conocedor de la musicoterapia, debemos reconocer que la vibración musical actúa sobre las emociones, la creatividad y sobre los valores humanos, y tiene efectos sanadores del sonido, ritmo, melodía y armonía.
Raúl Buelna Allende, es un músico que nació en Mazatlán, Sinaloa en el año de 1978, y actualmente radica en la ciudad de Guadalajara. Él nos va a explicar cómo se pueden lograr estos efectos sanadores a través de la música.
“Me dedico a diferentes proyectos musicales, uno de ellos es la musicoterapia, con un sistema que diseñé inspirado en un sobrino que estaba medicado por hiperactividad y Déficit de Atención; aproximadamente en el año 2009.
En ese tiempo supe de estas frecuencias, que tienen capacidad de sintonizar diferentes estados mentales. Estas frecuencias se llaman Frecuencias Binaurales, y una de éstas, tiene la capacidad de sincronizar los hemisferios cerebrales; por lo tanto, si la Hiperactividad es como una actividad muy disparada de las neuronas, una actividad irregular; y que esto genera una serie de movimientos en los niños, que no pueden estar quietos, entonces me vino la idea de usar estas frecuencias para esos síntomas. Y al investigar encontré que se pueden sintonizar diferentes estados, a través de sonido, como:
- Relajación profunda,
- Concentración,
- Un estado de alerta,
- Un estado de sueño muy profundo, (tanto que estamos inconscientes).
La ciencia tiene un nombre para cada uno de esos cuatro estados, les llaman Ondas Cerebrales. Les pusieron nombres griegos, que son:
- Alfha
- Beta
- Delta
- Theta
En pocas palabras, esas cuatro formas de organizarse o de activarse ciertas rutas neuronales, en el cerebro, serían por lo tanto, los cuatro estados naturales del comportamiento humano:
- Alfha, es un estado muy relajado
- Beta, es un estado muy despierto, es cuando nos despertamos en la mañana empezamos a hacer nuestras actividades diarias. Estamos alertas, viendo todo nuestro entorno, con todos nuestros sentidos activos.
- Delta, que es cuando estamos dormidos inconscientemente.
- Theta, es un estado de cuando nos encontramos muy concentrados, tanto, que los dos hemisferios cerebrales se coordinan, se ponen en un equilibrio y empiezan a funcionar de una manera ordenada. Las rutas neuronales que no usamos, empiezan a estimular, y en las que hay una actividad disparada, empiezan a regularse. Entonces lo que hace es generar un equilibrio en ambos hemisferios cerebrales.
A partir de esto, se me ocurrió usar esas frecuencias y combinarlo con una música relajante, de manera experimental, e hice un disco que se llama “Unir Hemisferios”.
Todo fue evolucionando y con la experiencia me empecé a dar cuenta de que era útil para muchas cosas, no solamente para hiperactividad y déficit de atención, sino también en casos de autismo, síndrome de Down, y otros padecimientos, como: insomnio, depresión, tensión laboral, niños con problemas de lenguaje, problemas de conducta y emocionales; investigando el origen de esas situaciones en los niños, encontré varias teorías.
Una de ellas, es que cada vez hay más antenas de celular, televisión y radio, como no las había antes y que todo el tiempo estamos siendo bombardeados por todas estas ondas, microondas y radiaciones de las antenas. Antes de la década de los 80, no había tantas de esas cosas.
Para mí, la teoría más cercana es la que dice que hay momentos de tensión muy profundos cuando estamos en los nueve meses de gestación, e incluso hay una nueva psicología que se llama Psicología Transpersonal, complementando la parte freudiana, que es la historia personal; la parte transpersonal, que es la que estudio Carl Gustav Jung, y estos psicólogos (el papá de ellos, Stanislav Grof); descubrieron que lo que realmente moldea nuestro comportamiento, son los nueve meses de embarazo, que lo que sentimos, escuchamos y percibimos cuando estamos en el vientre materno y lo que ocurre con la situación de papá y mamá.
Ellos descubrieron que la conciencia se divide en una especie de cuatro cajones, a donde manda todos los recuerdos, y esas cuatro secciones (que curiosamente son cuatro las ondas cerebrales), tienen qué ver con los nueve meses de gestación y todo lo que ocurre dentro de ello. De todo esto fue de lo que me empecé a dar cuenta, investigando y queriendo ayudar a los niños con hiperactividad.
Al principio, comencé haciendo experimentos conmigo mismo, y con algunos amigos. Primero haciendo la música con unos programas en la computadora.
Unos amigos se animaron de voluntarios, y algunos de ellos eran dispersos, otros no tanto, pero uno de ellos sí era un caso muy especial, era de los que siempre cuando salía de su casa, se le olvidaban las llaves, luego se regresaba y se le había olvidado el celular, y se regresaba otra vez… luego la cartera…. Y así, se regresaba unas cuatro veces antes de realmente prender el carro e irse. Era súper olvidadizo.
Entonces los puse a escuchar la música, y a las tres o cuatro sesiones; me dijo: “Oye, hoy no se me olvidó nada”. Entonces fue cuando supe que en verdad podría ser de algo de ayuda.
Después seguí componiendo más música, la cual le llamo “sensitiva”, y lo que pasaba era que me daban ganas de llorar. Estaba tocando el piano, y me daban muchas ganas de llorar. Como a las tres semanas, me di cuenta de que ya no había muchos motivos, o ya no sentía esa nostalgia. Entonces ya escuchaba la misma música, la tocaba y ya me sentía bien; lo cual relacioné con las emociones.
Cuando a mi sobrino, lo metieron a clases de piano, fue lo que lo ayudó más, y me di cuenta que cualquier otra actividad que nosotros realicemos, en las que sincronicemos o coordinemos nuestras extremidades, por ejemplo: el baile, la natación, los deportes, el atletismo; nuestros hemisferios empiezan a coordinar también.
Dicen que el piano es la máxima gimnasia cerebral, y por eso y otros varios factores, él salió de su problema y le retiraron los medicamentos. Pero fue mi inspiración, entonces seguí preguntándome cosas, investigando y así fue cómo fue a evolucionar esto.
La primera terapia que di, fue a personas adultas, en un sitio donde brindan terapias de psicología y terapias alternativas. Desde esa primera sesión que impartí, vi cambios inmediatos en los participantes, cómo al principio sus rostros se veían tensos, y al final de la terapia tenían un semblante completamente relajado y sonriente, y así fue como comencé a animarme.
Y así seguí haciendo música, juntando elementos por mi cuenta, pues este proyecto realmente es una conjunción de varias cosas; no sólo son las ondas, también es la música sensitiva, esa que nos hace encontrarnos con nuestras emociones, y nos hace ver qué hay realmente dentro. Hay que darnos cuenta de que con los niños, lo que hace falta también es darles un poco más de atención. Y con los adultos, el asunto es que no pueden descansar tan profundamente. Dicen que 15 minutos de descanso profundo, a veces vale más que muchas horas de dormir.
Entonces, el resultado de esta música es una especie de masaje cerebral. Se van estimulando nuevas regiones, porque solo usamos menos del 10%, y es eso todo un dilema también.
La ciencia ha descubierto que cuando las personas, empezamos a estimular los dos hemisferios, comenzamos a entrenar nuestro cerebro, entonces poco a poco éste va adaptándose a esa nueva forma de funcionar y lo que pasa es que nos emprendemos ser personas más tranquilas, más relajadas. Ganamos más capacidad de pensar mejor las cosas, antes de reaccionar emocionalmente.
Dicen que ese estado Theta, que también se puede llegar a él, a través de la meditación profunda, y que también así ocurren muchos fenómenos de sanación física. Ya que el 99% de las enfermedades son psicosomáticas, y mi teoría es que las lesiones también responden a este principio. Aunque uno diga: “Ay, es casualidad que haya pegado en el dedo chiquito cuando me levanté bien dormido en la mañana…”. Dicen una teoría que ni las lesiones ni los golpes, son casualidad.
Si nosotros encontramos la manera de tener un equilibrio en nuestra mente, en nuestro cerebro, que luego pasa a otros filtros. Por ejemplo, si nosotros queremos meditar, ahí entran los filtros culturales, religiosos y de otros tipos. Entonces por eso es que muchas personas no se animan a meditar, cuando realmente la meditación y el yoga, es de lo mejor que podemos darnos, es como hacer atletismo o estiramientos. La meditación de lo que realmente se trata es de oxigenar nuestro cerebro, de llevar oxígeno por medio de la respiración. Entonces cuando nosotros tenemos el cerebro oxigenado, podemos pensar mejor. También se lleva más sangre a los órganos nutrientes.
Hay otros caminos; la relajación misma o las terapias alternativas. Lo bueno de la música es que es algo natural, es vibración pura, es sonido y no le importa lo que pensemos, lo que sentimos, lo que creemos. Estos sonidos, lo que hacen es que ponen a trabajar directamente el cerebro, en esos dos estados, que son: relajación profunda y concentración profunda. Con esas dos ondas que utilizo, (Alfha, que es relajación profunda y Theta, que es concentración profunda) se puede lograr un estado de sanación, si nosotros le ponemos esa intensión también.
El cerebro, fisiológicamente, no distingue de cuando estamos imaginando algo a cuando lo estamos viviendo realmente; por eso también funcionan las terapias como de psicología y de psiquiatría y cosas similares, porque cuando ponemos de nuestra parte, intencionamos nuestro pensamiento y le damos una dirección, el cerebro interpreta que realmente está sucediendo. Por eso ocurren muchos fenómenos de sanación.
El cerebro es elástico, es el único órgano que es moldeable, que es como si fuera un chicle. Por ahí decían: “No puedes cambiar nada de tu cuerpo”; pero sí podemos cambiar nuestro cerebro, sí podemos moldearlo literalmente; y es lo que ocurre con la meditación, empezamos a moldear con la musicoterapia, porque el cerebro es plástico, y dependiendo de la intención que le demos a nuestros pensamientos, es la manera es que el cerebro se va a organizar a acomodar sus neuronas.
Así es cómo funcionan estos sonidos. Yo puedo programar en la computadora, ondas Alfa u ondas Theta, con puros sonidos; entonces lo que hace el sonido es simplemente llegar a nivel fisiológico. El sonido es tan poderoso, que es desplazamiento de energía sin desplazar materia. Es energía pura. Incluso dicen que es probable que lo que sostiene al Universo, es puro sonido.
El sonido equivale a la luz también. La luz se mide en fotones, y el sonido en Hertz, pero pueden ser equivalentes; por lo tanto un color equivale a un sonido. Entonces, el sonido es tan poderoso que moldea las partículas.
Hay experimentos, con tonos puros de sonido. En una placa de metal ponen sal u otras sustancias granuladas, encima, entonces comienzan los tonos desde más grave a agudo. Conforme van subiendo los tonos, se van formando figuras geométricas en la placa.
Estos experimentos, son bien sencillos y cuando descubrieron eso nació una Ciencia, que se llama Cimática. El término fue acuñado por Hans Jenny (1904-1972), un investigador suizo y esta ciencia es el estudio de la Forma del Sonido. Eso significa que todo lo que nosotros escuchamos, y también lo que decimos tiene una influencia en la materia, en nuestro cuerpo, el entorno. Por ejemplo, las frecuencias subsónicas, que no las escuchamos porque son tan graves, pero si las sentimos en el pecho y estómago.
Es tan sencillo comprobar eso, que hace unos años, mi sobrina estuvo en un concurso de experimentos para una feria de ciencias, en su escuela. Le recomendé un experimento y le puse un video donde canta una chava y conforme va aumentando el tono, las sales puestas sobre un globo estirado, empiezan a brincar y se van acomodando, parecen partículas que se van acomodando en figuras geométricas tan variadas y perfectas, y eso es lo que ocurre en nuestro cuerpo a nivel atómico y molecular, pero no lo vemos.
Eso ocurre con el sonido, ahora imagínense lo que ocurre con lo que escuchamos en la calle, que no es positivo. Cómo nos influencia, todo lo que decimos, incluso lo que pensamos tiene una influencia en las partículas. Por eso nos enfermamos, por eso es que las personas depresivas, se tienden a enfermar más. Pero, ¿qué pasa si una persona depresiva comienza a cambiar su forma de pensar y a decir cosas positivas? Es muy probable que sus células empiecen a cambiar de polaridad y por manera física, ocurre un cambio.
Primero a nivel local en la escuela y terminaron en Argentina. Hay lugares en México, que ya es parte de los tratamientos que ofrece el IMSS, con musicoterapia con instrumentos antiguos. Hay uno que se llama El Didgeridoo , que es una trompeta larga australiana, y ese instrumento reproduce las ondas subsónicas de manera natural.
Los australianos desde hace miles de años, sabían de estas ondas y de su poder. Cuando había un enfermo lo mandaban con los practicantes a escuchar el instrumento, y cantos medicinales y así se sanaba la gente con sonido.
Igual en América, los cantos medicina de los Nativos de todo el continente, en el Tíbet sanando con Cuencos o Tazones de metal o cuarzo.
Se habla mucho de que en la antigüedad todo se curaba con sonido. Toda esta información estuvo oculta, y gran parte lo sigue estando. Ahora se sabe acerca de las frecuencias Binaurales, desde finales de 1800, pero simplemente no se divulgaba. La pregunta es: ¿Cómo es posible que nos curemos con una simple canción? A lo mejor no por el momento, pero con el tiempo funciona.
Si cada color tiene su tono, también cada órgano debe de tener su tono, y hay sonidos que encierran todos los tonos. Así que no es tan descabellado que el sonido tiene mucho qué ver con la salud y con base científica.
Ahora parece para nosotros un descubrimiento muy innovador de la ciencia, pero es algo que siempre ha existido, que es parte de la naturaleza y el cuerpo humano también así está diseñado, que no solamente reaccionamos al sonido, también reaccionamos a los colores y en una combinación de todas esas cosas, sería una terapia alternativa, con fundamentos científicos muy sólidos.
Primero comencé a trabajarlo con adultos y luego con niños. La primera oportunidad que tuve con niños, extrañamente fue en el Magno Centro Joyero, en Guadalajara. Son tres pisos de tiendas de joyas, en que los locatarios llevan a sus niños en las tardes porque no hay quién se los cuide. Entones había una guardería, una sala de juegos. Así que ellos se enteraron de la musicoterapia, y ahí fue donde tuve la oportunidad.
Al principio tenía muchos niños, estaba lleno y fue muchos meses así, y hubo un caso de un niño que se llama Braulio, que en ese entonces tenía seis años de edad. Todos los demás niños parecían relajarse muy padre. Pero ese Braulio, de plano no. Llegaba y me pegaba, me pateaba, decía que iba a usar su karate conmigo, que iba a conseguir metralletas para balacear a todos los adultos, que iba a ir por bombas para tirar edificios, un montón de cosas como esas. Y su mamá no entendía de dónde venía tanta cosa, los dibujos que hacía eran terroríficos. Ni las películas de terror o lo de hallowen, nadie sabíamos de dónde sacaba todas esas cosas.
Lo que pasó seis o siete meses después, en las instalaciones de los niños les pusieron también clases de karate, y todos los niños se inscribieron; entonces Braulio, era el único que iba a mi taller, estábamos él solo, y yo. Dije: Bueno, voy a seguir con Braulio. Su mamá fue la que me consiguió ese empleo, y ella me pidió que no dejara de dar las terapias, porque a Braulio le hace mucho bien y ya le estaba gustando. El punto era que como ya era el único niño, yo ya no tenía realmente ingresos ahí. Pasaron tres semanas más, y les dije que no podía continuar.
Para mi sorpresa me dijo: ¿Qué crees? Que fuimos con el neurólogo y me preguntó sorprendido qué estábamos haciendo. Nos dijo que sus estudios revelaron que no necesitaba más medicamentos y nos preguntó a dónde lo llevábamos. –Yo le respondí que a musicoterapia. Y nos sugirió que lo siguiéramos llevando, porque había avances que para el médico era un asombro o dilema. Y efectivamente fue el primer caso de cura para TDAH.
También hubo el caso de otro niño que tartamudeaba mucho, e igual; su habla mejoró. Otro fue de un muchacho con autismo de 30 años de edad, y el primer cambio que vimos fue que nos vió a los ojos, porque no tenía contacto visual. Cuando transcurrieron dos meses, de sólo 20 minutos a la semana de musicoterapia, lo logró. Mantuvo contacto visual con nosotros. Lo que no había ocurrido con otro medicamento. Hay una teoría acerca del autismo, que dice que se deriva de un tipo de infección en los intestinos. Pero pocos médicos lo aceptan.
Además de todo lo anterior, la musicoterapia también ayuda a las y los maestros de yoga, para sus alumnos y sus meditaciones; también para masajes terapéuticos. Así se pueden concentrar mejor o relajar su mente.
La música en general nos puede ayudar a sanarnos, mientras no tenga letra o intensión como de despecho. La música creada por la misma naturaleza, es la más recomendada, el agua, las aves, el viento.
Sólo debemos recordar que hay que tener mucho cuidado con lo que escuchamos y con lo que decimos también.
Entre más rodeados de naturaleza nos encontremos viviendo, es mucho mejor. Basta con decir el experimento del japonés Masaru Emoto, el cual se dedicó a financiar estudios de cristales en agua descongelandose. Descubrió que el agua de la naturaleza tiene una distinta composición cristalina. Y que el agua de la llave no contiene cristales, pero al someterla a música armoniosa, se forman estos cristales hexagonales.
Hay un pequeño documental de esta investigación en YouTube, si lo quieren ver aquí está el lazo:
https://www.youtube.com/watch?v=mdwtudIAW0Q
Si quieren ver el experimento con la sal y los sonidos, pueden verlo aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=KU84ckD1AcA
Todo esto es una comprobación de que todos los sonidos que escuchamos, tiene una influencia directa en nuestra salud. Cuando enviamos mensajes positivos, todo florece. Cuando enviamos o escuchamos mensajes negativos, se muere o pudre.
El Dr. Masaru Emoto, creó un sistema llamado Hado, que con unas máquinas “inyecta” sonidos al agua, de manera tal que la volvía sanadora a la hora de beberla. La vendía embotellada, y así hizo un libro para niños de Cómo cuidar el agua, e hizo una gira muy larga a través del mundo, y a mí me tocó conocerlo en Guadalajara, y regalar los libros junto con él, a los niños y tocar mi música en sus actividades.
Hasta el momento no he sabido de algún efecto secundario por usar en “exceso” al usar sonido de musicoterapia. Solo que los subsónicos no deben escucharse a altos decibeles. Pero aun así, no los reproducen los sistemas de sonido comerciales.
La música armoniosa tiene un efecto positivo sobre los organismos, y recomiendo mis producciones al público en general. Sus beneficios son: relajación y concentración profunda, equilibra los hemisferios, ayuda a conciliar el sueño, e induce un estado de calma y bienestar.
Si nosotros escuchamos cualquier música relajante, concentrándonos lo suficiente, es muy probable que entremos en un estado Alfha. Si respiramos y nos concentramos lo suficiente en un solo punto, es probable que entremos en un estado Theta. Es más fácil entrar en un estado Alfha que en un estado Theta.
Bueno, pues espero les sea útil esta información, y estoy para servir, pueden escuchar algo, en mi sitio: www.soundcloud.com/raul-buelna y para agendar eventos, conferencias, terapias o adquirir CDs; contacto vía facebook, como Raúl Buelna, o al cel. (whatsapp) 6691530169. ¡Saludos y bienestar para todos!