Después de una semana de larga espera, se llevó a cabo el cuarto módulo del taller: Mujer ¡Descúbrete! Y está vez, la capacitadora que otorgó la fascinante plática, fue Azalea Martínez Navarro, quién es promotora de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en el área de equidad, además, imparte talleres a niños y niñas para fomentar la convivencia pacífica.
El tema empezó con una pregunta que en primera instancia parecía sencilla: ¿Cómo hacemos valer nuestros derechos? La mayoría estuvo de acuerdo en que se trataba de sentirse bien con ellas mismas, de sentirse seguras. Y fue así, que resultó ser un tema un tanto complejo que consistió, en que uno de los aspectos más importantes para hacer valer nuestros derechos tiene que ver con estar bien informadas, ya que es imposible siquiera pensar en defendernos cuando no sabemos que es lo que puede protegernos.
Así inició está sesión, que en la primera hora, se centró en explicar a las presentes como estaban jerarquizadas las organizaciones más importantes que se encargan de defender nuestros derechos en caso de abuso, por ejemplo, se puede decir que la ONU es la encargada máxima a nivel mundial, y que la OEA se encarga de hacer lo mismo pero a nivel del continente Americano. También, se llevan a cabo diversas convenciones, en las que México como nación, decide si quiere formar parte o no.
Es debido a que México firmó en la Convención Americana Pacto San José en Costa Rica, que está inscrito a dos órganos pertenecientes a la OEA, que determinan leyes de carácter obligatorio en nuestro país, estamos hablando de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con sede en Washington y de la Corte Interamericana de Costa Rica, está última es el tribunal en el que se emiten las sentencias a los países, que a pesar de haber firmado de acuerdo, deciden ignorar las leyes establecidas por dicha convención.
En la segunda parte, el tema se llamó “Relaciones justas, solidarias y amorosas” en la que de entrada se nos dijo que lo más importante de todo el proceso que se lleva a cabo en el taller ¡Descúbrete! tiene que ver con el “desaprender” las cuestiones sociales y estereotipadas que nos han hecho esclavas de cierto tipo de roles que se deben “cumplir” por el hecho de nacer mujeres.
Esto porque, algo de lo que nos dimos cuenta en esta sesión, fue que, por ejemplo, solemos preguntar a los demás por ayuda, ayuda para cocinar, quizá para lavar los trastes, pero ¿Por qué? Es decir, ¿Con el hecho de pedir ayuda no estamos asumiendo que aquellas son actividades de las que nosotras deberíamos estarnos haciendo cargo? La mujer actual dedica muy poco tiempo para sí misma, y eso es en gran parte, por la gran cantidad de trabajo que nos auto adjudicamos, pensando que las tareas domésticas son una obligación más que se tienen que cumplir, sin darnos cuenta que en la casa no solo vivimos nosotras.
Es doloroso darse cuenta, pero vivimos en una sociedad en la que se nos ha enseñado a que todos están antes que nosotras, y eso obviamente, se refleja en la frustración y en las enfermedades que puede o pudiera tener nuestro cuerpo debido al descuido. Y eso no es lo peor, sino que nos consolamos a nosotras mismas pensando “Yo soy feliz si todos están bien” pero mientras más rápido nos demos cuenta que eso es una mentira, más rápido podremos alcanzar el bienestar y el equilibrio en nuestra vida cotidiana.
Por último, preguntamos a Amaranta Rubín de Celis, una participante del taller, acerca de lo que piensa después de haber acudido a tres sesiones del ¡Descúbrete! y contestó que lo más importante ha sido conocer los testimonios y las experiencias de todas las mujeres que conforman el grupo, ya que no hay mejor manera de aprender que escuchando a las demás y tratar de comprender los distintos puntos de vista.
Así que no nos queda duda de que además de servir para conocer personas y liberarse del estrés cotidiano, este taller llega al fondo de los corazones y conciencias de la mayoría de las mujeres que acuden a el, cambiando vidas y ayudando a desarrollar un profundo respeto por las demás integrantes de nuestro género, ¡Y claro que sí! También del otro.