El plan de Dios está escondido en el cielo, pero cuando Dios encuentra en la tierra un hombre con un corazón para Él, Dios le abre los cielos.
Así como fue para Jacob, Ezequiel, Jesús, Esteban, Pedro y Juan, es esta apertura para todos los creyentes, quienes lo más importante es recibir tal visión; y ser regidos por ella.
Que bendición es para Sus hijos que los cielos sean abiertos, por ello es voltear hacia el norte, lugar donde en tipología se encuentra Dios; buscarle, contactarle y estar conectados a los cielos mirando únicamente las cosas de arriba nos capacita tanto para elevarnos como para descender a la tierra, el lugar donde Satanás dañó a todos sus habitantes.
Así como Ezequiel vivió en la presencia de Dios, sirviéndole y mezclándose para ministrar Dios a los cautivos, nosotros quienes también tenemos esta visión debemos orar a Dios, contactarlo y todavía más, tener comunión con Dios para vivir con Su presencia y dar a otros la misma capacidad.
Las visiones de Dios son sus revelaciones, mismas que hacen posible que Su pueblo vea las cosas divinas, espirituales y celestiales y no, meras enseñanzas, doctrina y conocimiento.
Una visión denota una escena extraordinaria, la escena que vemos de parte de Dios. Tal visión siempre dirigirá nuestros pasos y controlará nuestro vivir gobernando nuestro camino.
La razón por la que recibimos tanta luz es debido a que estamos bajo esta visión, bajo la palabra y comunión de Dios.
Dios no solamente le dio a Ezequiel sus visiones sino que también le dio Sus palabras. No palabras comunes y ordinarias sino especiales, frescas y vívidas, y lo más maravilloso Su mano el cual le sigue a Su hablar e insta a actuar.
Cuando Dios opera tanto en el querer como en el hacer desde nuestro interior, se produce gran felicidad porque se lleva una vida conforme al propósito y beneplácito de Él.
Muchas personas piensan que vivir el hoy a plenitud es tener paz y bienestar, y en el futuro irán al cielo y gozarán de la bendición eterna, pero en realidad están muy lejos de la revelación divina, el cual en Ezequiel 1 Dios muestra que Él necesita un grupo de personas que puedan coordinar juntos como una sola entidad con miras a la expresión de Dios, Su mover y Su administración.
Cuando Dios tenga tal expresión corporativa, Su propósito habrá sido logrado.
La condición de la vida iglesia hoy debe ser una en la que Dios es manifestado en el hombre.
La Biblia en su totalidad y el libro de Ezequiel como miniatura de la Biblia revelan que la intención eterna de Dios es impartirse en Su pueblo escogido, mezclados con Él como una sola entidad, juntamente edificados a fin de ser Su habitación eterna. La Nueva Jerusalén.
Bibliografía: Santa Biblia Versión Recobro