La Reforma Energética: El evento del año

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El debate sobre la reforma energética puede ser el evento del año en el quehacer político. Las reformas educativa y de telecomunicaciones que aceptan el calificativo de “históricas”, aprovecharon lo que podría denominarse el “factor sorpresa” delo Pacto por México.

Las anteriores reformas fueron procesadas dentro de mecanismos, en las que la planeación y su transitar corrieron sin mayor contratiempo en el Congreso. La única reforma estancada, que ha estado viajando como pena por el purgatorio, ha sido “La Reforma Financiera”, tan vanagloriada por todos los sectores sobre su contenido. Ahora toca el turno de la reforma energética y el nuevo marco normativo, y el futuro incierto de la paraestatal Petroleos Mexicanos (PEMEX), que citando a la nana Goya, “esa es otra historia”.

Hoy, lo que estamos viviendo.
En un debate sobre un tema en el que las fantasías y el imaginario popular -pues todavía hay quienes viven los régimenes de la Revolución y áquel 18 de Marzo de 1938, donde “Tata” Cárdenas pronunció su expropiación petrolera- tienen el tema de la nacionalización de Pemex como una gesta heroíca que nos definió como nación en el Concierto Internacional. Hoy se requiere un alarde de audacia, imaginación, generosidad y patriotismo similar a esos años, pero con la óptica de México en el 2013.
PRI, PAN, PRD, MORENA. Se augura una polémica áspera, primero al interior de los partidos, después entre los propios partidos y en el Congreso. El pueblo saldrá a las calles: plantones, marchas y la tradición de gritar y exigir lo que es de la nación y los suyos. “La izquierda en México”, que intentará convocar, hacer creer que se juega mucho en este lance en el que por cierto, tiene todo de su parte para emerger con banderas desplegadas.
El 7 de Julio, día de elecciones en algunos estados, donde el PRI se consolidó de manera inapelable, el Pacto se debilitará porque los dirigentes de los partidos de oposición, Madero y Zambrano, peroderán fuerza al interior de sus partidos; volver a ver victorioso al PRI le dará la razón a quienes dicen que el único beneficiado por el Pacto es el Gobierno Federal y su partido.
El caso del PAN es muy claro: una vez que se conozca el resultado de la elección, el grupo Calderonista intentará tomar por asalto el búnker de la Colonia del Valle. Un sector del PAN quiere presionar al gobierno de Peña por el flanco derecho, exigiendo participación integral de la iniciativa privada con el propósito de que priístas y perredistas se enfrenten, y esto beneficie a los panistas. Si Madero resiste la embestida, sintonizará su propuesta con la del Gobierno Federal que se sintetiza en la frase “Modernización sin privatizar”.
En el PRD el panorama es otro. Las posibilidades de que la propuesta final sea muy parecida a la presentada por Cuauhtémoc Cárdenas son muy altas, pero los mandos del PRD quieren pegarse la estrellita de que doblaron a Peña e impidieron el afán de vender a Pemex al mejor postor, o que la postulación de Ebrard va a la grande en 2018.
Parece una broma. Preocupante lo que sucede en nuestro país. Los partidos y el poder Legislativo, el Presidente de México y la Secretaría de Energía, como parte del Ejecutivo, debaten sobre lo que debe llamarse propiamente la “Reforma de Pemex”, lo cual obviamente no es lo mismo que una “Reforma Energética”.
Abracadabra, y de la chistera una y otra reforma. No es necesario ser un experto para intuir -como real- un diagnóstico como el anterior, el cual seguramente coincide con lo que la misma Secretaría de Energía ha presentado recientemente, de manera mucho más extensa. También es obvio que la solución propuesta por el mismo Gobierno Federal no resuelve los grandes problemas de esta empresa. Poco se dice acerca de la estructura organizativa, ya que prácticamente continuará siendo la misma, excepto por el cambio en el consejo de administración. Por lo tanto, la corrupción continuará afectando la eficiencia y productividad de la misma. Aparentemente, se desea que siga siendo la “caja grande” del mismo gobierno, y hasta de los gobiernos estatales, quienes también quieren una parte del pastel.
Las demás modificaciones, dejan a Pemex con su estructura sin gran cambio, pero abren la posibilidad para la participación de empresas extranjeras y nacionales, en la exploración y producción de petróleo. Igualmente se propone que haya inversión privda en la producción de algunos derivados del petróleo. Se habla, por ejemplo de la participación de empresas en la operación de nuevas plantas de refinación requeridas para producir la gasolina que cada vez importamos en mayor proporción. Sea porque no conocemos la tecnología, porque nos costaría muy cara, o porque habrá de atender a los intereses de las empresas nacionales y extranjeras que desean participar en este lucrativo negocio.
Hacer nada tampoco es la solución, dejando todo como está; y en este sentido tiene que haber propuestas alternativas, las cuales aún no son claras por parte de los demás interlocutores activos en este debate.

 

Volvamos ahora a la necesidad.
Una Reforma Energética, no es lo mismo que la Reforma de Pemex. Hablar de Reforma Energética implica establecer los cambios que sean necesarios, para depender cada vez menos del petróleo. Ya se cuenta con algunas alternativas, como al energía eólica, geotérmica y hasta una planta de energía nuclear, utilizadas muy poco y desconocidas por tantos.
No contamos con un plan energético a largo plazo, y en la mayoría de los casos actuamos de manera coyuntural, dependiendo del gobierno en turno.
México, además de petróleo, cuenta con otros recursos energéticos y es necesario empezar a desarrollar las fuentes alternas e energía. Por ejemplo, se cuenta con un alto nivel de insolación en la mayor parte del país. A pesar de esto, y de que se ha demostrado que usar calentadores solares de agua en nuestras casas y edificios causaría un ahorro para los usuarios, al reducir su consumo de gas, no hay estímulos de ningún tipo, ni programas para su uso generalizado. Ya se comentó que hay regiones con alto potencial de energía eólica, como las costas de Oaxaca en el Istmo de Tehuantepec y otras que aún no se han evaluado adecuadamente, pero poco se ha hecho, excepto por las propias industrias extranjeras que fabrican los equipos requeridos para su aprovechamiento. Igualmente, México cuenta con ríos y caídas de agua para generar locamente energía eléctrica a costos competitivos. ¿Y qué podríamos decir de la energía que podríamos extraer a partir de la basura o de los desechos orgánicos?
En conclusión, lo único que vemos en este momento es atraso político y confusión, atraso tecnológico, falta de iniciativa, falta de metas a mediano y largo plazo, falta de planeación, falta de políticas para el desarrollo de nuevas industrias; en pocas palabras, falta de visión sobre el México que queremos y necesitamos en el futuro. Esperemos que la verdadera discusión y debate se den, y que el resultado al final de la noche, sean reformas equitativas, promotoras del desarrollo y ventajosas para todos los ciudadanos que somos parte de este país, tan cerca de los recursos enérgeticos naturales, pero tan lejos de los intereses comunes.

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