Por: Juan Pablo Moreno Garduño
El agua es parte fundamental en la vida del planeta, la “sencilla” combinación de las moléculas de oxigeno e hidrogeno posibilitan toda la vida como hoy en día la concebimos, nuestro cuerpo está constituido por agua, cualquier parte de nuestro planeta tiene agua en valores ínfimos o en grandes cantidades, sea desierto o selva.
México está ubicado en la zona norte del continente americano y parte de su territorio se encuentra en la zona más septentrional de los trópicos, al ubicarse entre el Océano Pacifico y el Golfo de México hace que una gran área del territorio sea susceptible a copiosas lluvias que aunado con el tipo de suelos donde se han asentado muchos de estos pueblos, da origen a que se le dé importancia a las precipitaciones pluviales y consecuentemente a la presencia de ríos ya sean perennes o intermitentes así como a los cuerpos de agua interiores (lagos y lagunas), además de lo que conlleva el estar asentado en estas zonas como pueden ser los animales que viven en ellos o dependen de los mismos.
En nuestro actual territorio el agua tiene un sinnúmero de connotaciones culturales, algunos pueblos tienen una visión de la misma y otros quizá no compartan la misma creencia pero si la vital necesidad e importancia de poseerla, el desenvolvimiento de muchas culturas se realizó en torno al agua.
Algunos construyeron ciudades majestuosas como México-Tenochtitlán, y en donde el dios Tláloc estaba en igualdad de importancia con Huitzilopochtli, otros en medio de una isla como lo es Janitzio, otros conviviendo en medio de una zona selvática donde año con año se registran precipitaciones pluviales abundantes, las cuales muchas son originadas por la entrada de nubosidad o por eventos que traen consigo abundantes lluvias como ciclones tropicales, los cuales fueron llamados Huracanes por los pueblos mayas.
El agua en la cultura huave
La ocupación del territorio americano data desde la última glaciación, en donde los grupos de humanos venidos de Asia pasaron a través del estrecho de Bering y paulatinamente fueron ocupando distintas zonas donde poder sobrevivir, esto posibilita una asociación al espacio y da lugar a diversas tradiciones en torno a su modo de subsistencia.
Los huaves son un pueblo que se asienta en la región del Istmo de Tehuantepec del estado de Oaxaca, son conocidos como mareños, la palabra huave es de origen zapoteca y se interpreta como “podrido por la humedad” lo que da lugar a que haya una preferencia a la denominación de mareños, dada las condiciones del lugar donde se han desarrollado, el suelo que ocupa es poco apto para la agricultura, por lo que dependen de la pesca tanto del camarón como de peces, por lo que sus tradiciones y modo de vida gira en torno a la actividad marítima, en donde no solo obtienen productos para su sostenimiento alimenticio sino para un intercambio comercial con otros pueblos de la región.
Al hablar de forma de vida se estará también haciendo referencia a las tradiciones culturales las cuales tienen una influencia prehispánica en donde el culto a deidades de la naturaleza son bastante arraigadas y que por la influencia de la dominación española hayan derivado hacia algún santo pero que en el fondo tengan un origen politeísta, en donde hay una simbiosis de dos entidades que son el señor del rayo y la madre del viento sur denominados respectivamente Teat Monteoc y Müm Ncherrec.
Todo este símbolo juega un importante papel no solo destacado por la concepción del universo que tienen sino que más allá van en relación a la organización territorial y la articulación mitología-economía-toponimia y organización se da girando en torno al agua, si los pueblos de Mesoamérica y sur del país son de la cultura del maíz, los huaves serían los señores del agua, sin alejarnos sobre la cuestión del líquido pluvial y fluvial, estos condicionan en si las actividades de la región teniendo un fondo determinista, sin embargo este “determinismo” no lo es desde el punto de vista ambiental, más bien es el sincretismo religioso lo que está orillando a esta forma organizativa aunque las formas ancestrales se mantienen y trascienden en cuanto a la responsabilidad única que hay en un cabildo, si tal es el caso de invocar la lluvia y en caso contrario la destitución de los mismos por no llevar a cabo tan grande encomienda.
Esto nos obliga a dar con este planteamiento de si el agua es parte de la cultura o la cultura la parte del agua, todo va en el aspecto que se quiera mirarlo, sin ambages podemos empezar a contestar el cuestionamiento de que el agua es la parte de un ciclo que está dominado por la parte masculina-femenina y por este motivo se fusionan, lo antropogénico con lo natural, pues en sí mismo lleva la parte social y laboral que desencadena la organización que suele desarrollar esa parte indisoluble y a la vez centralista de un modelo de ordenamiento con base en las costumbres y afianzado en las propias necesidades humanas de supervivencia, que coloca y crea una balanza entre lo natural y social que permea lo que en cierto momento no puede creerse posible, es quizás esta característica una forma de expresar y llevar a cabo lo que a muchos de nosotros en nuestras sociedades nos es velado hacer, llámese por un “velado”rechazo a esta unión entre lo abstracto y científico con lo religioso lo que en ellos (pueblos huaves) puede estar presente.
La cuestión social huave, un medio de participación cívica y regulación territorial
Con un centro religioso como eje fundamental de desarrollo social, este pueblo ha dejado atrás las formas cuadrangulares de edificación que tanto caracteriza a nuestras ciudades y correctamente llamadas “cuadras”, lugares habitacionales de América latina.
El medio de participación tiene su base no en una serie de partidos políticos o un escalafón administrativo, más bien es el barrio, ente ancestral de organización comunitaria y antecedente histórico de un ejido o comuna, ese sistema es organizado no en un modelo “europeizante” o “gringo”, sino surgido de una imperiosa necesidad de control poblacional y regulación del espacio.
Quizás es la parte fundamental que las comunidades no estén creciendo de forma desmesurada y caótica, centrado el barrio en un descanso institucional como es el matrimonio, quien es la forma virtual de un intercambio cultural hacia adentro, no admite en si un desequilibrio como la misma interacción entre los miembros de esa familia colectiva no consanguínea, esta pirámide se da cuando al haber un matrimonio surge una serie de padres satelitales llamados padrinos, los cuales serán por herencia padrinos de los hijos y los hijos de estos se buscaran para el padrinazgo de los suyos, está sola expresión de organizar el pilar de cualquier sociedad tiene una trascendencia política- geográfica al tener una jerarquía central que extiende sus brazos en forma de comunitaria y avanza hacia la rotación de funciones de cabildo entre los distintos barrios del poblado, sin la más remota idea de un partido político que promueva obras de índole social.
Los huaves tienen en sus hombros obligaciones comunales de abastecedores de las precipitaciones pluviales y a su vez la administración del espacio geográfico teniendo en su sendero el poder dar de manera equitativa un bienestar hacía su comunidad, en este sentido esta la concordancia con el sistema político mexicano-que por cierto a últimos años sufrió las alteraciones o pretende hacerlo- de separar los cargos religiosos de los civiles y en cierto sentido la delegación de ciertos atributos hacía las autoridades civiles de elementos que puedan tener la vinculación religiosa.
Si ambas jerarquías están alejadas en cuanto a las bases de participación, no lo es de manera radical en las cúspides de “los cargos” quienes a menudo pueden dar el salto de un cargo a otro y viendo en nuestra organización mestiza seria la antítesis de lo cuestionable en un sistema político que se presume de laico y que en la cual puede ser de sobra la destitución de dichos estamentos.
Al tener esta forma de organización comunitaria se aprecia la rotación organizadora y a su vez la equidad si bien no de genero si de clases sociales, tanto así que puede entenderse como la participación activa de un barrio en una temporalidad marcada por la organización que sustituye el trabajo pesquero en pos de una igualitaria forma de apostar por el bien colectivo sin ambigüedades de genero político.
Dentro de este método organizativo se citó en ciertas ocasiones el matrimonio como el pilar de la sociedad, es menester decir que cuando una pareja se casa, no hay un errar de un lugar a otro en busca de las cuatro paredes que constituyen el hogar, es por el contrario el dejar a los padres biológicos e ir con los padres políticos, esto con el fin del estrechamiento posiblemente de una unión cultural y a su vez como ayuda de sostenimiento económico en vías de lograr una independencia patriarcal pero indisolublemente ligada al barrio.
Con esto también se posibilita el estudio “empírico” de las condiciones en las cuales se tenga que dar este asentamiento, no hay un lugar en las cuales el barrio esta de a lado, es más bien el hogar centrado a un lado del barrio, en cualquier punto cardinal de este centro pero ligado a esta concepción organizadora de los hombres del agua, pescado y camarón.
Bibliografía
- La medicina tradicional de los Pueblos indígenas de México, Biblioteca digital de la medicina tradicional mexicana, UNAM.
- Huaves, Millán Saúl, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2006
- Zapotecos de Oaxaca, Coronel Ortiz Dolores, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2006
- Coras, Jáuregui Jesús, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2004
- Nahuas de Milpa Alta, Wacher Rodarte, Mette Mariel, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2006
- Nahuas de la costa de Michoacán, Monzoy Gutiérrez Sandra, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2006
- Lacandones, Eroza Solana Enrique, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2006
- Tzotziles, Obregón Rodríguez María Concepción, Lacandones, Eroza Solana Enrique, Comisión Nacional para el desarrollo de los pueblos indígenas ,2003