Hoy oscurece en un clima templado y aire refrescante. Así duerme ella, echada sobre su manta, fuera de su casa en principio, luego entrará a ésta, más noche.
Mientras, se posa entre el portón que da a la calle y la puerta interior, se alista para percibir cada detalle, cada ruido, cada movimiento, atenta, muy atenta: Observa y gira sus ojos de un lado a otro, levanta una oreja y vuelve a recargar su mandíbula al nivel del suelo.
Pasa un perro, paseante nocturnal con su acompañante humano; ella ladra a las siluetas echándose encima porque desde afuera: Animales y mascotas se dignan a caminar frente a ella alzando la pata para orinar en su territorio.
_ Guau… Guau… Guau_. Ladra ella.
Se irrita y defiende cada centímetro de lo que para ella, es su casa.
“Susie” es su nombre, una pastor australiano de raza protectora, ¡mi mejor guardián! muy nerviosa, avispada, guía y muy ligera, tan altiva como una yegua “pura sangre”; De belleza sin igual porque es, simplemente estética.
Comunidad es la palabra acertada para describir esta raza noble y leal, hasta pareciera del “mero Chihuahua”. Pero se diferencia de la pretensión que aparenta mostrar con su bravura cuando se trata de proteger a sus seres queridos a los que yo, no llamo “amos”, porque ella, se impone como verdadera líder que lucha por una justicia social, sobre todo cuando otros perros vecinos alertan con sus ladridos a desconocidos que emanan olor a malas personas.
Mi perruna es pura nariz, olfatea lo que se le pone enfrente; a mi me desconcierta que todo huela y pueda enfermarse, pero es su naturaleza rastreadora de receptor odorífero ¡exquisito! lo hace para identificar a otros perros.
Debido a que es buena protectora, también es buena compañía; es toda felicidad, en ella no hay sombra de variación; tiene un carácter equilibrado. Siempre es la misma, muy juguetona, salta para que uno la atienda y le haga cariños; aún cuando goza haciéndome agujeros y tengo que reprenderla porque la tierra que escarba en el jardín, desaparece como por arte de magia. Nunca la recupero completa, y mi pasto siempre está en constante reproducción.
Sus juegos son siempre toscos, le gustan las pelotas o cualquier juguete que la haga saltar y perseguir. Todas las indicaciones son en inglés y con un “Shshshsh”… obedece en automático, pero todavía más; cuando le hablo con palabras cariñosas de inmediato hace como si se hincara ante una sultana, llora y gime completamente agradecida.
Gracia plena, debía haberse llamado mi mascota peluda que cuando pelecha, disfruta con anhelo su huevo cocido y avena en agua por las mañanas. Aunque ella es fiel amante de la comida hecha en casa, las croquetas son sólo niveladores en su alimentación, como los frijoles en la dieta de los mexicanos humanos.
¿Cómo llegó Susie a casa?
Lulú vivió una temporada aquí y salía a correr todos los días alrededor de la colonia, un día llegó con ella, cuando la vi estaba muy sucia, no había indicios de que fuera de algún vecino, ¡aún… que tuviera dueño! más bien parecía la mascota de un mecánico pues llegó como “trapeador”, muy usado y poco distinguible; así que decidí bañarla. Cuál va siendo mi sorpresa que se dejó duchar como si supiera que exhibiría su belleza y ¡más! el ánimo que mostraba su zancada y su velocidad al correr. Tal como me gustan los perros de fina estampa, una caída perfecta ¡tanto! que pudo llegar a mi corazón tan rápido como corre.
Hoy se las presento así…
Tan linda la Suzie. En inglés la palabra es dog con minúscula y al revés es god también con minúscula :). Para mí, son ángeles de cuatro patas, son leales y sensibles,… le mejor compañero!
Tan linda la Suzie. En inglés la palabra es dog con minúscula y al revés es god también con minúscula :). Para mí, son ángeles de cuatro patas, son leales y sensibles,… el mejor compañero!