“¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!”

Declaró Estela Hernández, hija de Jacinta Francisco Maciel, sus palabras sonaron a grito de guerra y no era para menos, ya que tuvieron que pasar más de diez años para que por fin, el pasado martes la Procuraduría General de la República (PGR) por fin reconociera su error (más a fuerzas que de ganas) al acusar injustamente a tres mujeres indígenas.

Todo porque en el 2006 Jacinta Francisco Marcial, Teresa González Cornelio y Alberta Alcántara fueron apresadas al ser inculpadas de supuesta venta de drogas y piratería en un tianguis de Santiago Mexquititlán, Querétaro, por si esto fuera poco, fueron acusadas también de haber secuestrados a seis agentes de la Agencia Federal de Investigación, que al parecer de agentes no tenían nada.

Debido a estos cargos fueron privadas de su libertad y condenadas a 21 años de prisión, sin embargo, un año después y luego de que se declarara que la PGR no había presentado evidencia suficiente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordeno su inmediata liberación, justificando irregularidades en el proceso.

Fue luego de la esperada libertad que las tres mujeres exigieron (y con razón) una disculpa pública por parte de la PGR, misma que estos últimos se negaron a otorgar en principio, pero que el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) les obligó a dar. Fue esto lo que provocó las palabras de Estela Hernández, quien exigió la justicia para aquellos inocentes que perecen en la cárcel y la cárcel para aquellos que son culpables y caminan impunes por nuestro país.

Sin duda una victoria, sin embargo, este caso no es aislado y surge la pregunta ¿Cuántos casos habrá como el de estas tres mujeres en México? ¿Cuánta gente sufre por el exceso de los poderosos? A nuestro amado país aún le queda un largo camino que recorrer en materia de repartición de justicia.

¡Hoy nos chingamos al Estado!
Estela Hernández

Animal Político
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