Gabriel Cruz González
(1935-2007)
Nacido en el puerto de Veracruz, hijo de Ofelia González Visuette y el Capitán de Navío del “Potrero del Llano”, Gabriel Cruz Díaz. Militar de carrera y gran aficionado al fútbol lo llevaron a ser jugador y luego entrenador de dos equipos militares y uno civil femenil. Fue un gran lector que lo llevó a coleccionar y armar su propia biblioteca, con diversos temas, predominantemente libros de historia, novelas clásicas, libros de diferentes religiones; Biblias en diferentes versiones, y literatura, mismos que le permitieron hacer escritos con un pensamiento libre y a la vez ecléctico ,rodeado de una gran herencia cristiano-religiosa desde su infancia, y en su juventud, militarmente influenciado convirtiéndose en un soldado de vocación, disciplinado, leal a su patria y orgulloso de portar sus insignias de General.
Ya Retirado del medio, tuvo logros personales muy gratificantes, desde el punto de vista social, perteneció a los Leones siendo fundador del Club de Leones Internacional “Valle de Tangamanga” en el que participaban las damas Leonas; haciendo un frente común para el auxilio y satisfacción de las necesidades de la comunidad potosina de manera privada, sin fines de lucro. Y dio rienda suelta a la escritura, que con puño y letra impregnó el arte de la tinta china sobre el papel, dejando su pensamiento filosófico impreso como un legado para mí, su hija; su nieto, sus colegas, sus amigos y también, para sus enemigos de pensamiento crítico, quienes le buscaban para provocarle en discusión, aquellos quienes se sentían intimidados por su pensar y su actuar.
Con un corazón moralista y una mente ética, escribió casi en lecho de muerte un legado de todos sus escritos como un tratado filosófico, más o menos completo porque ya no tuvo mas tiempo. Sin embargo compiló cada parte señalando que “todos filosofamos”, sea el hombre mas sencillo, ignorante, indiferente o rudo, reacciona y se defiende con sus muy particulares intereses, puntos de vista e ideologías. Y qué decir del consejo de un anciano que por rústico que sea , siempre lleva consigo un sólido fondo filosófico que casi nunca, se discute.
Es mi responsabilidad dar a conocer este legado escrito por mi padre para que sea leído, estudiado, analizado, por todos aquellos que reconocen ser forjadores de sus vidas, por designio, de su propia voluntad.