Por: Nohemí del Rosario Guevara / nohemii.guevara@hotmail.com
Una singular forma de ver y retratar a la muerte fue la que nos mostró el “Taller de Teatro Grimm” este viernes 8 de noviembre en la Sala Joaquín Meade del Museo Francisco Cossío.
En punto de las 20:00 horas, los integrantes del taller comenzaron con su acto en el cual, la muerte, representada por “La Catrina” era el tema central de la obra.
“Cazar al sol” dijeron los españoles, y con ésta frase, comenzaron a contarnos acerca de las muertes causadas desde la época de la conquista, traída a nosotros en forma de epidemias, pestes, hambre y masacres. Siguiendo con la historia, y terminando con la muerte de las sociedades prehispánicas, la violencia con la que los sometieron.
Otra época en la que mucha gente pereció fue en la Revolución Mexicana, adelitas y charros coqueteaban y bailaban alegremente, sin saber que ya los aguardaba la muerte. Después de que ésta llegara y los llevara al otro mundo, todos volvieron para un último baile, ésta vez con el público asistente donde los “muertos” nos invitaban a movernos a su lado, momento en el que no pude negarme a ser pareja de baile de un apuesto chico “calavera” que me extendía su mano. Al ritmo del corrido “La maquinita”, descubrimos que aún después de muertos, la máquina seguía, pita y pita caminando.
Casi para terminar, se nos mostró un funeral en la época actual donde se privilegia el vestido del difunto, “como si de ésa manera, los gusanos no los vieran”. Con frases y versos sobre la muerte, la obra transcurría entre el asombro de ver a los ojos a la Catrina que poco a poco se acercaba a cada uno de los espectadores, haciéndonos ver que todos moriremos algún día.
Una flor como muestra de agradecimiento es muy común, lo que no lo es, es que ésa flor sea de cempásuchil, un original gesto para todos quienes complacidos aplaudimos a cada uno de los actores, quedando satisfechos de haber asistido a tan emotiva puesta en escena.