Por: Hermano Godmen Sánchez / Palabras del único ministerio.
No sólo a los hermanos.
El rey Salomón dijo: “El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor” (Pr. 17:5).
Si un siervo u obrero del Señor carece de amor fraternal, o si sólo tiene amor para con los hermanos pero no para con todos los hombres, no es apto para servir al Señor. Dios creó todo el linaje humano; por lo tanto, todos los seres humanos merecen nuestro amor.
Para servir al Señor debemos tener amor, un afecto genuino, para con todos los hombres, pero si sentimos enfado, molestia o menosprecio hacia las personas, no estamos calificados para ser siervos de Dios.
Debemos estar conscientes de que a los ojos de DIos todos los hombres fueron creados por Él. Ciertamente el hombre ha caído, pero también ha llegado a ser el objeto de la redención de Cristo. Aunque el hombre es terco por naturaleza, el Espíritu Santo ha escogido al hombre y ha determinado darle un toque personal.
Aun el propio Señor Jesús se hizo hombre cuando vino a la tierra. Y se hizo un hombre igual que cualquiera; creció gradualmente desde la infancia hasta la madurez. La intención de Dios al encarnarse fue establecer la “norma” para el hombre, un hombre representativo en quien todos los planes de Dios pudieran realizarse.
Después de la ascensión del Señor Jesús, la Iglesia llegó a existir, la cual es el “nuevo hombre”. El plan completo de redención incluye que el hombre sea elevado y glorificado.
Si realmente entendemos la Palabra de Dios, comprenderemos que el término hijos de Dios no es tan importante como el término hombre, y entenderemos que el plan de Dios, Su elección y predestinación, tienen como meta obtener un hombre glorificado.
Cuando nos damos cuenta del lugar que ocupa el hombre en el propósito de Dios, y cuando vemos que todo el plan de Dios se centra en el hombre y comprendemos por qué el propio Señor se humilló a Sí mismo haciéndose hombre, aprendemos a valorar a todos los hombres.
Cuando nuestro Señor estuvo en la tierra, dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos” (Mr. 10:45). La palabra del Señor dice claramente que el Hijo del Hombre vino a servir a muchos. En este pasaje, “muchos” no se refiere a la iglesia ni a los hijos de Dios, sino a todos los hombres. Además, Él no dijo que el Hijo de Dios vino a servir, sino que fue el Hijo del Hombre quien vino. Aquí vemos la actitud del Señor para con el hombre.
Muchos que laboran en la obra de Dios es su falta total de amor y respeto para el hombre, y el fracaso que tienen de darse cuenta del valor que tiene el ser humano a los ojos de Dios.
Tal vez sintamos que hemos logrado un gran avance por el hecho de que hemos empezado a amar a los hermanos, especialmente si antes no amábamos a nadie. Y debido a que ahora amamos un poco a los hermanos, pensamos que eso es un logro extraordinario. Pero hermanos y hermanas esto no es suficiente, necesitamos que Dios nos ensanche. La edificación de nuestra obra espiritual dependerá de la medida de amor e interés que sintamos hacia las personas.
Me gustaría saber si sólo mostramos interés en ciertas personas prometedoras y sobresalientes, o si realmente nos interesa el hombre en general. Éste es un asunto de gran importancia. El hecho de que el Hijo del Hombre viniera a la tierra implica que el Señor estaba intensamente interesado en el hombre, tanto que Él se hizo un hombre.
Pero, ¿cuál es el grado de nuestro interés?
Tal vez despreciemos a éste o aquel individuo; pero ¿cómo ve el Señor a esta gente? El Señor dijo que el Hijo del Hombre vino.
Esto significa que Él vino entre los hombres como el Hijo del Hombre. También significa que Él tenía un interés y un sentir y un gran respeto por el hombre. El hombre es tan valioso para Él que asumió la posición de hombre para poder servir a los hombres.
Es asombroso ver que muchos hijos de Dios tengan tan poco interés por sus semejantes, “No se puede estar entre los hombres, y no tener interés por ellos”.
Prestemos atención, al Señor Jesús, cuya característica sobresaliente es que tenía sentimientos y amor por todos sin excepción.
Cuando vamos a cierto lugar, nuestra actitud debe ser servir y no ser servidos, un obrero del Señor que no hace esto será un fracaso total. El amor fraternal debe ser algo adicional a nuestro amor por todos los hombres.
Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”.
¿A qué se refiere la expresión al mundo?
Se refiere a todas las personas de este mundo, incluyendo a los que no son salvos y aun aquellas que no tienen conocimiento de Dios porque a pesar de ello, Dios ama al mundo, a toda la humanidad.
Si Dios ama a todos pero usted no lo hace, su corazón es distinto al corazón del Señor y usted no está calificado para servir a Dios. Su corazón debe ensancharse al grado que ame a todos los hombres y se interese por todos los hombres. Ésta es la única manera en que puede estar capacitado para servir a Dios.