Gracias al miedo la gente desconfía, duda, se aísla, y aplica el dicho más vale malo por conocido, que bueno por conocer, así afianzándose a lo conocido huye de otras posibilidades.
Ya no hablamos de una ideología, sino de un estado de ánimo. Como claro ejemplo las repercusiones en Europa, a causa de los triunfos de la derecha.
El miedo engendra muchos hijos, desconfianza, fanatismo, fragmentación social y otras; el miedo aturde y paraliza, sin embargo azuza la clase política al miedo colectivo, y los partidarios del totalitarismo, han logrado hacerse del poder a través de guerras, genocidios, robos, desfalcos, y lo seguirán haciendo, hasta que el pueblo diga lo contrario.