Por José Ignacio Dávila Álvarez/Ida y Vuelta/San Luis Potosí, S.L.P., México
Septiembre 26,2016.-El informe del doctor Carreras quebró la rutina y dio paso a un suceso que delató capacidad de convocatoria e interlocución con grupos de poder y con la sociedad civil expresada en su amplia diversidad. Eso creo.
El testimonio se mostró discreto, ordenado, algo añorado y medio tirado al formalismo oficial que suele caracterizarlo pero siempre cuidado, con personalidad definida. El gobernante se dejó ver como un político con buena llegada en los círculos del poder.
Supo disipar las odiosidades políticas con un buen mate, con sus murmullos silenciosos, con sus alianzas viajeras. El trato fino y una suma de resultados alcanzados fue la estrategia puesta en juego, la suficiente para adelgazar desavenencias y ampliar coaliciones.
Dejar constancia breve e imparcial de los sucesos y de las circunstancias que entrelazaron el ceremonial es por ahora mi propósito. Quiero extraer su esencia, su relevancia, su impacto en el ánimo social, en la memoria colectiva.
Documentar al menos su oficialidad con sus solemnidades militares, con su eco de voces infantiles en dialecto tenek del simbólico Himno Nacional Mexicano, con sus estrofas, con su estribillo y con un desfile singular de policromía ideológica. Resultó interesante. Vistoso.
De buenas a primeras la aparición de Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México quien amacizó su simpatía por llegar a la silla presidencial. A su arribo, se agregó la de José Ramón Narro Robles, secretario de Salud, representante personal del Presidente de la República en el informe.
Notable fue la participación de cinco ex gobernadores de esta tierra; Florencio Salazar Martínez; Teófilo Torres Corzo; Gonzalo Martínez Corbalá, Horacio Sánchez Unzueta y Fernando Silva Nieto. Un saludo nuestro y una breve charla con tres de ellos, en el orden que aparecen citados.
El ejército militar, el clero político, el sindicalismo, el empresariado y otras fuerzas de poderío, agregaron su cuota y su reconocimiento al recuento de dineros, de obras, de promesas anunciadas. El desarrollo económico se dejó ver como la mayor de las inversiones políticas y la realineación de la seguridad y de la procuración de justicia como la tarea ajustable.
Finalmente creo que el doctor Juan Manuel Carreras López exhibió buen toque en la agotadora tarea de gobernar y con ella un ánimo por dignificar la calidad de vida de San Luis Potosí y la de su gente. El Güero Carreras, una vieja amistad instalada en la humildad y en el ejercicio periodístico de quien teclea estas líneas. El tiempo emitirá su veredicto de lo que haga o deje de hacer. Éxito.