El Dandi: del orgullo a las pasarelas.

De: Diana López / revistaelite_slp@hotmail.com@RevistaEliteMx / diana_peke20@hotmail.com

Hablemos de historia…

 

El Dandi surge a finales del siglo XVIII en Europa, como una revolución en la vestimenta, y que se complementaba con actitudes altaneras y groseras. Esta moda –en su mayoría, propia de los hombres- surge en la pequeña burguesía, identificándose principalmente en aquellas personas esmeradas demasiado en su apariencia personal (digamos, una variación de lo que hoy en día se conoce como “metrosexual”) y cuyo objetivo era resaltar entre los demás y convertirse en personas catalogadas como “modelos” a seguir.

¿Dandismo?

Una de las formas más simples de describir a este estilo es la sencillez y la elegancia. Contrario a lo que se piensa, la idea nació de la oposición a todos los protocolos de vestimenta que en esa época abundaban, caracterizada por la ostentosidad y los excesos.

La definición de belleza se comenzó a transformar a partir del surgimiento de los “dandis”, así como la manera de ser y el comportamiento. Un buen representante del dandismo era elegante, refinado, de exquisito y rebuscado lenguaje, y con una pose (muchas veces fingida) de indiferencia ante los aspectos predominantes de la moda de esos tiempos, de ahí que parte de sus actitudes resultaran de corte “orgulloso” pues eran fieles a esta nueva forma de vestir  que poco a poco se convirtió en una moda, balanceándose, aun así, entre lo literario y lo real, especialmente por el tipo de personas que acostumbraban adoptar este estilo, entre los cuales se encuentra el escritor Oscar Wilde.

Del orgullo a las pasarelas.

El principal representante de esta tendencia no podía faltar. Beau Brumell fue uno de los exponentes, y, gracias a él, los tacones altos y las pelucas comenzaron a volverse ridículos.  Es considerado el creador del traje masculino moderno, caracterizada especialmente, por llevar los colores: blanco y negro, y corbatas o pañuelos anudados al cuello, lo cual causaba notoriedad, aspecto, que como se mencionó antes, era uno de los objetivos principales del dandismo.

Este estilo ha ido evolucionando considerablemente a lo largo del tiempo. Los componentes de su vestimenta no han variado mucho; hoy, los diseñadores han reinventado el “dandismo”. Gucci, Calvin Klein, Chloé, Dolce&Gabbana, entre otros, incluso la han trasladado a prendas femeninas (faldas negras, camisas blancas y abrigos), mientras que en los hombres sigue prevaleciendo el uso de pantalón, chaleco, corbata, camisa y zapatos de mocasín, mismos que, sobre todo en el género masculino, se vuelven inmediatamente un atractivo para las mujeres.

Ser un dandi. ¿Moda, actitud o fama?

El estilo del dandi remite a un hombre elegante, que gusta vestir bien en cualquier momento del día, con clase y estilo pero sin perder su personalidad. Suele convertirse en un estilo de vida, que a su vez, se convierte en un elemento principal de atracción en el sexo opuesto.

Sin embargo, el mundo globalizado no puede aceptar esta tendencia sin crear variantes alternas en el mismo. La fama va de la mano de la moda; y muchas personas dedicadas al ámbito del espectáculo suelen adoptar modas y crearlas a su vez.

Por otro lado, la existencia cada vez más omnipresente de los medios de comunicación de masas hace necesarias la existencia de personas fuertes de carácter y a su vez extravagantes para rellenar espacio en periódicos, revistas y televisión. Es por eso que personas como David Beckham o Paris Hilton, quien ha incursionado la moda en el género femenino, son vistas como representantes que combinan la actitud, la moda y lo complementan con la fama de la que gozan para ser vistos como meros “dandis” contemporáneos.

El dandi: Estilo que no pierde sus raíces.

Refinado.

Elegante.

Excéntrico.

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