Hace poco, asistí a una conferencia que trataba el impacto y la importancia de las redes sociales hoy en día, con un público bastante variado en cuanto a edades. En un momento de la charla, el expositor resaltó la enorme diferencia que hay entre las generaciones nuevas y las que las precedieron, en cuanto a su forma de ver el amor y lo que él conlleva.
¿Quién de aquí mayor de 33 años pensaba que la vida consistía en estudiar, conseguir un buen trabajo, casarse, y tener familia?
La mayor parte de este público levantó la mano.
Ahora quiero saber, ¿Quiénes de los que tienen menos de 35 piensan siquiera en casarse?
Nadie asomó ni medio dedo por encima.
Y es que el concepto del amor ha cambiado y evolucionado tanto de un tiempo para acá, que ha sido relacionado a contextos y situaciones que hace unos años hubieran resultado impensables. Aún más, el impacto de la tecnología ha cambiado las reglas del corazón para estos jóvenes…
Nacidos para comerse al mundo.
Aunque en ocasiones sienten que pareciera que el mundo se los come a ellos, esta generación, nacida entre 1980 y el 2000, nacieron y/o crecieron con la tecnología al alcance de sus manos, por lo que es de pensarse que sus relaciones, son diferentes a las tradicionales. Y están cambiando su forma de ver y vivir el amor.
Libertad ante todo. Aunque hay sus claras excepciones, estos jóvenes valoran en extremo su independencia, por lo que no buscan o no aceptan fácilmente atarse a una pareja.
Con el celular en la mano. Para ellos no es raro contar que se conocieron a través de Facebook, o que mantienen un amor a distancia. Sus citas las realizan a través de las redes sociales, sin tomarse la molestia de salir a conocer gente. Asimismo, tampoco es de extrañarse que muchos pleitos e investigaciones las lleven a cabo por medio de las mismas tecnologías.
Abiertos a la diversidad. Los movimientos LGBTTI le han dado la vuelta al mundo en los últimos tiempos, y aunque no todos los de esta generación estén de acuerdo con ellos, los aceptan o se mantienen al margen de tocar este tema. Cada vez resulta menos raro encontrar parejas del mismo sexo en las calles de la ciudad.
No se casan. Viven su vida juntos sin pasar por el altar, y quienes lo hacen, no suelen hacerlo a temprana edad. Sus prioridades son viajar de manera sencilla, conseguir el trabajo de sus sueños o ser sus propios jefes en una empresa exitosa. ¿Hijos? Ni hablar, aunque algunos los consideran… Después de los 30.
Hechos, no palabras. Un reciente estudio demostró que estos jóvenes no necesitan escuchar ni decir ‘te quiero’. Sus relaciones se basan en demostrárselo.
¿Qué tal, eh? La forma de ver el amor a estas alturas ha dado un giro de 180° y no será de extrañarse que siga evolucionando conforme pasan los años.
Pero sea cual sea tu edad y situación, no se necesita un solo día para demostrarle a tus padres, abuelos, hijos, pareja, amigos o mascota cuanto los quieres. Eso sí, aprende a demostrártelo a ti mismo, recuerda que esa felicidad, la proyectas con quien sea en la vida diaria.
Adelina Méndez
Victor Mamani
