Deja Vú

Por: Diana López

 

Un corazón sólo se puede dividir en dos. La parte que entregas y la que te entregan. Por eso, son complemento.

Para qué contar. Para qué recordar.

De nada sirven los pretextos, las razones. Las excusas.

Volví a caer.

Dejé que caminaras conmigo, que tomaras mi mano suavemente y poco a poco.

Que besaras mis oídos con dulces palabras.

Ironías las tuyas. Ironías las mías.

Bajo la misma luna, nos bañó esa luz de esperanza a los dos.

Nos besó en sueños, visitándonos cada noche y alimentando mis ilusiones.

Hoy, camino de nuevo por pedazos. Pensando que no debo pensar.

Vacié de nuevo mi alma. De recuerdos, de palabras.

De ti.

Establezco brechas y barreras entre tú y yo.

Dejé de caminar a tu lado. Porque intenté entrar en un corazón que tiene los muros llenos de su nombre.

Hoy, bajo esa misma luna repito que te quiero, pero te dejo. Estoy en pausa. Abrí un paréntesis.

Suelto tu mano para que notes mi ausencia. Me quedaré de pie; esperaré.

No me preguntes cuanto. En estos días el tiempo es demasiado relativo.

No hay espacios vacíos. Decide quién está en el tuyo.

Lo que te digo. Lo que te pienso.

Que no esperes que te espere por siempre. Puede que alguien me ofrezca las dos manos, tome las mías y esté dispuesto a recorrer conmigo lo que tú no.

Y ya no habrá marcha atrás.

Y ya no te querré.

Y ya no volveré.

Deja una respuesta