Debate presidencial, julio 2012.

De: Diana López/ revistaelite_slp@hotmail.com / diana_peke20@hotmail.com

 

El primero.

Se llevó a cabo el debate entre candidatos a la presidencia de la República Mexicana.

La presencia de cada uno, su discurso y herramientas de las que hicieron uso a lo largo del debate, fueron de gran relevancia para los muchos ciudadanos que siguieron el programa por canales alternativos, ante la firme decisión de los dos grandes monopolios televisivos, Tv Azteca y Televisa, que intencionalmente se negaron a transmitirlo, negándoles la oportunidad de visualizarlo a miles de televidentes que no cuentan con el sistema de cable por el cual  podían observar el suceso.

Con una duración de dos horas y lapsos de tiempo que iban entre uno y tres minutos,

Es así como, Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, Gabriel Quadri de la Torre y Andrés Manuel López Obrador se dieron cita a las 8 de la noche para responder a las principales cuestiones las cuales se deberían de ocupar al asumir la responsabilidad de dirigir un país empañado por la violencia, la poca cultura, la pobreza y un modelo económico que poco prospera para el desarrollo de la nación.

En medio de disputas, “dimes y diretes” y exposición de fotos y documentos que desacreditaban tanto al partido como al candidato contrario, se fue desarrollando el debate. Cada uno trató de exponer sus propuestas a la mejora de un país, hoy hundido y semiestancado.

Mejoras en la economía y el empleo, el sistema penitenciario del país, así como la reducción de violencia, el acceso a las nuevas tecnologías de información, desarrollo sustentable y las energías renovables, fueron los temas que  trataron de exponer en base a las ideologías de cada candidato.

Josefina Vázquez Mota, presentó sus propuestas con un lenguaje algo apagado y débil, pero insistente en seguir el rumbo con el que se ha venido manejando el país durante el gobierno de Felipe Calderón, proponiendo eliminar la corrupción de los gobiernos, para garantizar una mejor repartición de los recursos, así como mejorar la disciplina en cuestión de seguridad, creando una policía única y especial para casos de corrupción y aquellas víctimas del crimen organizado. Estabilizar a un país reconociendo y enfrentando al crimen con cultura, educación y un crecimiento en la economía.

Enrique Peña Nieto propuso un cambio radical en comparación con el gobierno del PAN, defendiéndose de los ataques continuos que el candidato de izquierda lanzaba en su contra, pero malgastando el tiempo dado en argumentos pobres y sin fundamentos suficientes para rebotar de lo que se le acusaba constantemente, y basando sus propuestas en una mayor inversión tecnológica, para el campo y para la sustentabilidad ambiental, pidiendo a sus votantes confianza para hacer realidad los compromisos, mientras que el punto fuerte de Andrés Manuel López Obrador fue el proponer una encuesta a nivel nacional cada dos años durante su sexenio, así como la promesa de no dejar a ningún niño sin educación, logrando el reconocimiento del país.

Gabriel Quadri, en la mayor parte de sus intervenciones simplemente se dedicó a exponer su ideología como reformas fiscales y laborales en el país, terminar con el monopolio del petróleo y la desaparición de la policía municipal, sin dejar de lado la educación de calidad, con reformas pertinentes para que el país salga adelante. Dejo muy en clara la privatización de Petróleos Mexicanos.

Muchas veces, lo importante no es el “qué”, si no el “cómo” se va a lograr determinado fin pues cómo no, si el tiempo y el formato del debate no ayudó . Y usar la frase maquiavélica “El fin justifica los medios” no debe aplicar en este momento, puesto que la vida y el rumbo de millones de mexicanos recaen sobre cuatro personas y sus equipos de trabajo que realmente deben comprometerse con un país que pide a gritos un rescate. Esto sin incluir el poder de muchos medios que se perdieron del punto central ocupándose de distracciones insulsas.

Lamentablemente, el “cómo”, jamás salió a relucir en el debate; todos propusieron, prometieron, hablaron sin argumentos y bases que acreditaran como creíbles y confiables sus palabras. Brillaron por su papel de “políticos” todos, incluso Quadri, quién, como se mencionó anteriormente, usaba esa palabra reiteradamente sin darse cuenta que ya forma parte de él.

Un debate pobre en su concepto, donde reinaron los guantazos y las fotografías y documentos de desacreditación al otro, con fundamentos débiles y agresiones carentes de sentido que le dieron otro rumbo al programa.

México se encuentra con una gran responsabilidad en las manos. El de acudir el primero de Julio a la casilla correspondiente y plasmar sobre una hoja de papel su firme y libre decisión del rumbo que quiere que tome el país. Claro es el hecho de  que ninguno de sus candidatos ofrece certeza entera en sus propuestas, pero la percepción humana es única e indefinida. La mentalidad es estructurada y se conforma de acuerdo al entorno, la formación familiar, y el contexto de cada persona. Si bien es cierto que la publicidad, la mercadotecnia, los medios de comunicación, la información –cierta o no- que se da en ellos, e incluso la imagen y presencia del candidato, contribuyen a aumentar o disminuir el favoritismo en la gente, el ser humano es muy cambiante, por lo que, hasta hoy, ninguno de los cuatro candidatos puede autoproclamarse como ganador.

_Hasta hoy, solo resta esperar y pensar bien el rumbo del país.

_Resta confiar en la poca transparencia que se ha confirmado, dentro del sistema electoral.

_Confiar en la decisión del votante.

_Del mexicano.

_De nosotros.

_Vota porque la tendencia a imponer un candidato por el monopolio de la televisión es muy claro.

 

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