Calaverita Orquidea.

Por Diana López

Una noche como otras, Orquídea trabajaba

Mientras la calaca desde las penumbras la observaba.

“¡Necesito un descanso!” Dijo ya algo desesperada.

-¿Está buena la trabajada? Dijo la calaca, mientras se acercaba.

Orquídea se impresionó, quedándose pasmada.

-Un poco- le contestó asustada.

La calaca le sonrió.

-Vámonos Orquídea, no me digas que no.

-No es mi tiempo ni lo tengo- le contestó.

-¿Tú qué sabes de eso?- es buena noche y me atrevo.

-Pero es que yo no quiero- imploró la editora.

Pero la flaca no escuchó. Y así, de un jalón, al panteón se la llevó.

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