¿Por qué no vienes hermano?
¿Por qué no vienes compañero?
Tu presencia es agradable y necesaria
Para unirte al grupo de obra realizada
Por General Brig. Gabriel Cruz González
19/XI/95 Las circunstancias nuevamente me obligan a realizar algunos comentarios de personas y conceptos que forman parte de la vida y del sentir de esta inquieta mesa de café, la mayoría de los cafetómanos que nos encontramos alrededor de ella empezamos a polemizar sobre los conceptos de amistad, de hermandad y de compañerismo.
Empezó la esgrima verbal con opiniones del talentoso Álvarez Mosqueda, quien tiene la ironía a flores de labio, de las ideas siempre oportunas del güero Lalo, razonadas y tranquilas del Lic. Núñez, mesuradas de Leonardo Pérez, o de Manuel Torres, parco en la expresión pero siempre incisivo.
Pero todos, absolutamente todos, vertiendo innumerables ideas, que llegan en forma de torrente, obligándome a analizarlos con verdadero esmero y así poder expresarles la siguiente conclusión.
La amistad, la hermandad y el compañerismo, son los sentimientos más hondos, más finos, más sutiles, más delicados y más reales, son lo mismo; eso mejor dicho será: interesarnos de verdad por nuestros hermanos o compañeros, por su vida, por sus problemas; es sentir de veras sus penas y sus alegrías, sus triunfos y sus fracasos, y de llorar con ellos sus angustias y pesadumbres.
Al analizar estos valores del ser humano, lo hacemos con el fin de manifestar que los que pertenecemos a la masonería como a otras organizaciones de carácter liberal, social o altruista deseamos que todos sus socios reúnan estas cualidades, o cuando menos un gran porcentaje de ellas.
La masonería consideramos, debe ser una institución que inculque a sus socios el altruismo, la superación espiritual e intelectual por medio del conocimiento, del honor y de la virtud, buscar el desarrollo de la solidaridad humana mediante la formación de una conciencia universal de hermandad y compañerismo entre sí y con la sociedad, por medio de la realización de buenas acciones para ayudar a los más necesitados.
Para ingresar a la masonería se requieren condiciones éticas, físicas e intelectuales que nos impone la práctica de la bondad, la solidaridad, la justicia y el reconocimiento del trabajo de los hermanos o compañeros.
En este momento llega a mi memoria una metáfora que expresé en mi artículo anterior sobre filosofía masónica, la cual decía, “lo que es la luz para los ojos, es el conocimiento para el espíritu” y aunque este pensamiento salió impreso un poco cambiado (error de imprenta), en este momento deseo sacarlo nuevamente a colación, en virtud, de que la amistad, la hermandad, el compañerismo, la fraternidad, la comprensión, la ayuda, la cordialidad, la bondad, etc. son todos y uno solo, valores del espíritu humano, que debemos esparcir a todos los hombres de buena voluntad desde un punto de vista razonado para el bien de la humanidad.
El señalar estos valores me obliga a reconocer y felicitar al compañero y hermano Guillermo González Escamilla, no solo por haber sido electo presidente del consejo de gobernadores de clubes de leones, sino también por haber sido designado “socio vitálico” por el presidente internacional, reconociéndole los méritos realizados, en más de 30 años de actividades leonísticas. Nuestro hermano Guillermo en su exposición al agradecer este reconocimiento, hace alusión al segundo mandamiento bíblico “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, como base para el código de ética leonística y masónica, pero considero que es más apropiado, la ampliación que hace “el mártir del Gólgota”, en Mateo 5 ver. 44, donde solicita amar también a los enemigos, con el fin de conseguir la paz y tranquilidad que tanto anhelamos y convertir algún día a nuestro planeta en un paraíso terrenal.
Para analizar los conceptos de hermandad y compañerismo en forma por además elegante, recordemos también al “Santo de Asís”, quien elevaba a la categoría de hermanos, al hermano lobo, al hermano perro, hermanas aves, hermanos gusanos, etc. Tratando de hacernos sentir que estos inocentes seres, en muchas ocasiones están por encima de las bajas pasiones que caracterizan al ser humano.
Porque como en todas partes siempre existen mentes “obtusas”, que en forma deleznable o retrograda se sienten “ofendidos”, porque algún compañero de buena fe le llama “hermano”, cuando esta posible equivocación debería de entenderse como una atenta y respetuosa invitación para retirarse de dicha organización, ya que su presencia con esta forma de sentir y pensar, no cuadra dentro del marco de la inmensa mayoría del grupo al que en forma inapropiada pertenece.
¡Por lo antes expuesto considero que, la hermandad, la amistad, el compañerismo, es pensar en todas las cosas de nuestros hermanos, como si fueran muy nuestros y además, preocuparnos seriamente por resolverlas, porque esto significa también sacrificio de nuestros propios gustos e intereses; dominio de nuestras pasiones en bien de nuestros hermanos o compañeros; sin vehemencias, sin celos, sin egoísmos, sin ambiciones…!
¡No dejes escapar tu juventud,
Sin encontrar la fraternidad…!
Recuerda que el amor te enseña esa virtud
De unir compañerismo y hermandad.
(Sinuhe)