Todos (o la mayoría) amamos a nuestras madres, nos desvivimos por ellas y al crecer, tratamos con todas nuestras fuerzas de devolverles un poco de lo que nos dieron a nosotros, cuidándolas lo mejor que se puede y dándoles ese cariño sincero que aprendimos de ellas también. Sin embargo y pese al constante deseo de justicia que acosa la conciencia del ser humano, la situación de estas queridas mujeres ( y de las que no son madres también) no ha mejorado en México.
El 63% de las mujeres mexicanas mayores de 15 años han sido víctimas de violencia de género, esto significa que 2 de cada 3 mujeres que pisan este suelo han tenido que vivir una de estas experiencias, siendo la pareja el principal agresor, esto comienza desde el noviazgo y acompaña a la mujer gran parte de su vida, ya sea en la calle, con acoso de personas extrañas, o en su propia casa con abusos físicos o psicológicos de las personas con las que más convive.
Sí, sigamos amando a nuestras madres, pero también defendamos, aprendamos e inculquemos a fondo el respeto que nos enseñaron, promoviendo la equidad y la humanidad no precisamente porque estas mujeres sean nuestras madres, hijas o hermanas, sino porque al final, todos y todas somos personas y se nos ha dado la tarea de convivir juntos, mientras más justa sea esa convivencia, mejor.
¡Felicidades a todas las madres! A todas esas mujeres que entregan sus vidas (y también las que no tanto) en el cuidado de sus hijos; a las que trabajan y siempre están ocupadas, a las que se quedan en el hogar, a las que luchan cada día en esta sociedad por lograr una diferencia, a las que ponen a sus hijos antes que a toda necesidad, a las que se preocupan por sí mismas, en fin, a todas las mujeres que se empeñan o se empeñaron, de una forma u otra, en criar a sus hijos. ¡Gracias! Y que el respeto y la equidad trasciendan una fecha y se transforme en un estilo de vida para nuestra sociedad.
Hermoso escrito Ghiss, no excluyes, no juzgas por el contrario muestras que la mami es simplemente mami.