Haciendo una limpieza general en la Biblioteca de mi padre, y que legó a mi hijo; encontré un gran tesoro, desde libros muy antiguos de mil ochocientos, que estaré compartiendo con nuestros amantes lectores de Revista Elite, hasta revistas interesantísimas de Cultura Militar.
Muy sorprenderte es, ver como soldados de diferentes rangos son escritores, y se unen dando formación a esta publicación que si bien está registrada como de segunda clase por la Administración de Correos de México, D.F. desde el 20 febrero de 1941; es sumamente interesante.
Desde hace alrededor de ocho años, fuimos mi familia y yo a depositar las cenizas de mi padre el General Brigadier Ret. Gabriel Cruz González al puerto de Veracruz, debido a que así lo decidió en los últimos momentos de su vida, a mi parecer, como una manera de honrar a su padre quien había sido muerto en el mar capitaneando el “Potrero del Llano” y del que se despidió acompañado de un amiguito vecino cuando zarpó, y jamás regresó.
Sin duda le hizo mucha falta, y más impactante fue la forma pública de saber, que no lo volvería a ver.
Recordando el pasado, en el año 1940, estando ya en guerra Europa, se refugian en puertos mexicanos diez barcos mercantes italianos y tres alemanes, amparándose en nuestra proclama de neutralidad. México consideraba que tenía a su favor el “Derecho de Angaria” (Figura jurídica utilizada en las llamadas situaciones de emergencia, consistente en la incautación por un beligerante de la propiedad mueble enemiga o neutral para servirse de ella en su lucha contra el adversario). Incauta tales unidades y les cambia el nombre.
Por acuerdo de la Secretaría de Marina los buques tanques quedan en poder de Petróleos Mexicanos; los capitanes primeros y segundos, maquinistas y radio-telegrafiastas deberán ser oficiales de la Armada; el resto serán trabajadores petroleros.
Debido a la incesante demanda de combustible para la guerra, México ofrece a los Estados Unidos ser transportador “requerido” por Estados Unidos.
En mayo de 1942 fue hundido el “Potrero del Llano “alevosamente por potencias totalitarias”: escrito así, en la revista de cultura Militar Numero 14 en junio de 1942. Y donde mi abuelo el Tte. de Navío, Gabriel Cruz Díaz fue muerto en cumplimiento de su deber; así como el Tte. de Fragata, Rafael Castillo Orta (1/er .Oficial); el Piloto, Jorge Pawling Salazar (2/0. Oficial; el Piloto, José Virgen Ríos (3/er. Oficial); el Maquinista Rodolfo Chacón Castro (5/o. Maquinista); Guardamarina R.T., Enrique Andrade Días y; los Tripulantes, Rafael Villalobos Capuchel, Jenaro Rojas Ramírez, Erasto Castellanos VIveros, Juan Marchall Pifarret, Enrique Vieira Márquez, Rosalina Galeana Matus, Francisco Pereda Ancona y Juan Hernández Meneses.
El Tte. de Navío, Gabriel Cruz Díaz Nació en Veracruz, Ver. el 8 de abril de 1905. Ingresó a la edad de 20 años, en la Escuela Naval, el 11 de febrero de 1925 y salió de ella para embarcarse el 1o. de Enero de 1927 con categoría de Aspirante de la 1a. (en dos años cursó una carrera de cinco).
Sus ascensos: A Tte. de Corbeta, el 10. de enero de 1929; a Tte. de Fragata, el 1o. de abril de 1935; a Tte. de Navío el 20 de noviembre de 1939.
Sus comisiones: Comandante por dos veces del Guardacostas Veracruz y por una del G-26, Jefe de la sección de información del Estado Mayor de la Armada Nacional .
Y en la sección de “estampa” PUBLICACIÓN SEMANARIA NÚMERO 154-MAYO 19-1942 Registrado como artículo de segunda clase por la Administración de Correos de México, D.F. con fecha 18 de julio de 1939- Editado por EXCELSIOR; La hoja no tiene el nombre del escritor con título:
“El drama de la guerra ha llegado al alma del pueblo mexicano” El Capitán del “Potrero del Llano” previó en sueños la tragedia que le rodeaba.
Salpicaduras de la guerra han llegado al México en forma dramática,: Nadie sospechaba que nuestro país estuviera tan cerca de la tragedia. Y esta nos ha alcanzado en lo más hondo y sensible del alma nacional. Sangre mexicana a teñido las aguas del golfo. En ellas se ha encontrado la muerte, quienes navegaban enarbolando al aire nuestra bandera, símbolo de soberanía y neutralidad. Las luces del barco, rompiendo las oscuridades de alta mar, eran señal evidente de que la Marina mexicana de nada tenía que ocultarse. Confiaba en la hidalguía de los beligerantes. norma tradicional que consideraban vigente en el trato de los pueblos cultos. Sabía que la guerra era la lucha dura y cruel entre intereses e ideologías en pugna. Pero nada más. Nunca se pudo suponer que los no complicados de una manera directa en la contienda estarían también expuestos a la agresión, al ataque, a la destrucción y a la muerte.
Está visto que el derecho, la humanidad, el respeto, todo eso eran características inminentes de la civilización; ha desaparecido de la órbita totalitaria.
Todos esos valores morales se han hundido en el pozo de las negras conciencias nazi-fascistas. Y en esa quiebra espiritual fantástica nos ha tocado perder. El mar se ha tragado unas vidas generosas y valientes. El estallido de un torpedo ha acabado fulminantemente con una importante fuente de riqueza.
La bandera mexicana, abatida por una agresión infame., se ha sumergido en las olas envuelta en sombras, como si quisiera acompañar a sus hijos hasta la tumba líquida.
El capitán del “Potrero”. Hombre cariñoso, sencillo y hogareño.
De la Gloriosa Escuela de Cadetes de Veracruz salió no hace muchos años un flamante oficial de la Armada mexicana. Se llamaba Gabriel Cruz Díaz. Aprovechado en sus estudios, inteligente, caballeroso. Soñaba con el final de su carrera por la que sentía verdadera vocación para realizar dos caras ilusiones: mandar un barco y constituir un hogar. El día que las autoridades académicas pusieron en sus manos el diploma que le acreditaba como oficial de Marina fue la fecha más gloriosa de su vida.
La gente de tierra adentro no concibe esa ilusión de algunos jóvenes por dedicarse a una profesión tan llena de riesgos como la de navegación. Innumerables veces llegaron a los oídos de Gabriel Cruz estas palabras cariñosas de los amigos:
_ Eres inteligente y de ti puede esperarse mucho. ¿Por qué no sigues otros estudios? El mar es una cosa monótona y llena de peligros.
Y Gabriel Cruz contestaba invariablemente:
_ ¡Que disparate! El mar es encantador, el mar me apasiona y me atrae como una novia. Si la suerte fuese conmigo despiadada y muriera en el mar, esa muerte sería para mí un honor.
Y así ha sido. Las olas han devorado el cuerpo de Gabriel Cruz con honor, sirviendo a su patria, como corresponde a los marinos de su temple.
Gabriel Cruz ve satisfechas sus mas encendidas aspiraciones.
Portando el uniforme de marino de México, de su patria adorada cumple su otra querida ilusión: constituir un hogar. Gabriel forja con el maravilloso aglutinante de un gran amor verdadero. Ofelia González, una mujer poco mas o menos de su edad, fina, distinguida, cariñosa con una dulzura en su rostro que hace presentir en ella las virtudes inmaculadas de la maternidad.
Gabriel y Ofelia se casaron con la ilusión de ser felices. Lo han sido. Pocos como él en la cordialidad conyugal y en el amor por los suyos. La casa de los señores Cruz-González era una casa modelo. Así ha sido hasta hace unos días en el que el infortunio ha venido a hacer añicos aquél verdadero templo de la dicha matrimonial. Tres chamacos guapos, educados y juiciosos completan el cuadro de infinita ternura que es la familia perfecta que Gabriel Cruz supo crear. El joven marino había realizado plenamente todo un bello e ideal programa: formar un hogar feliz y ocupar el puente de mando de un barco : el “Amatlán”.
Al servicio de Petróleos Mexicanos a bordo del “Potrero del Llano”.
Necesidades y conveniencias del servicio hacen que el Capitán Gabriel Cruz pase en comisión de la Armada de guerra a Petróleos Mexicanos. Se le asigna el mando del “Potrero del Llano”., barco que se llamaba “Lucifero” cuando enarbolaba la bandera cuya política ha asesinado al distinguido y joven marino.
Dirigiendo el “Potrero” Gabriel Cruz surca el Golfo de uno a otro confin. Y hace algunos viajes, entre ellos uno a Nueva York, no hace mucho tiempo. La ruta trazada entonces ha de ser la ruta de su muerte: pero el piloto va tranquilo, sin recelos, sin inquietudes. Nada teme. Al servicio de su México confía en que los colores de su bandera le protejan. Pero el destino no ha querido que sea así. El pabellón nacional no ha podido ser su parapeto, únicamente ha sido su sudario.
¿Recibió el Capitán Cruz un aviso de ultratumba?
Almita, Ofelia y Gabriel Cruz muestran alegría al igual que su mamá. allegado de Nueva York el capitán del “Potrero del Llano”, los chamacos se divierten con los juguetes que papá ha traído de los Estados Unidos y doña Ofelia goza con la presencia de su cariñoso marido.
La indagatoria de la fiel esposa no termina nunca.
_ ¿Hiciste todo lo que te dije? Desde luego, , dormirías en cubierta y no en el camarote. ¿Olvidaste alguna noche de ponerte el salvavidas a la cabecera? ¿Notaste algo peligroso durante la travesía?
Y así una serie de preguntas acuciosas inspiradas en el cariño y de advertencias para futuros viajes.
Gabriel Cruz sonreía ante tanta pregunta agradecido por el consejo.
_Nada temas decía a su joven y tierna esposa. Todo lo que me recomiendas lo hago y lo haré siempre. No pasará nada ¿Cómo va a pasar con todos tus cuidados?
Y terminaron los días felices, Gabriel Cruz tuvo que embarcarse otra vez para repetir el viaje. Su esposa mostró deseos de acompañarle a Tampico para despedirle a la misma orilla del mar. Y así lo hizo, en el hotel de Tampico una noche la anterior a su embarque.
Gabriel Cruz tenía un sueño agitado nada común en él. Despertó con visible sobresalto y su esposa preocupadísima le preguntó:
¿Estás enfermo?
_ No, hija. Es que estaba soñando unas cosas disparatadas. He visto en sueños a mi tío Herminio y he oído su voz. Desde el otro mundo me estaba invitando a que le acompañase.
Y terminó bromeando:
Como comprenderás el convite no era para que le entusiasmase a nadie.
(Don Herminio Díaz, tío del capitán Gabriel Cruz fue también marino. Pereció en aguas del Golfo cuando un enorme ciclón hizo zozobrar, hace algunos años, la embarcación que tripulaba.)
Gabriel que no era nada supersticioso, no hizo caso de todo aquello y reanudó un sueño tranquilo, sin la más insignificante muestra de inquietud. Doña Ofelia ya no pudo dormir. Consideraba que todo aquello era un presagio luctuoso y aunque nada dijo a su marido para no inquietarlo, ya no ha dormido ni una noche tranquila. La posibilidad de una tragedia le quitaba el sueño, “tragedia”que se confirmó con todas las dramáticas y dolorosas consecuencias.
También un día de la Marina el viernes 1o. de junio de 1962, para conmemorar la fecha se celebró una ceremonia luctuosa frente al monumento de los marinos caídos erigido en el inicio de la Escollera Norte de Ciudad Madero, Tamaulipas. El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana con el fin de conmemorar la hazaña de sus compañeros de la flota petrolera, que mientras transportaban combustible en las escrespadas aguas del Golfo de México, fueron cobarde y alevosamente torpedeados por submarinos “extranjeros” mientras que otros barcos era escoltados con grandes buques de guerra. Testigos son aquellos arteros ataques, un sinnúmero de compañeros supervivientes quienes siempre supieron quienes los habían atacado.
Mientras que las embarcaciones de otras naciones transportaban sus productos debidamente escoltados por imponentes barcos de guerra, los marinos mexicanos en cumplimiento de lo que la Patria les había confiado y que ellos , desde siempre han considerado como el patrimonio nacional, sólo exhibieron, un corazón bien puesto de nacionalidad mexicana y con la certeza propia sólo del hombre responsable, y en la persona de cada uno de ellos se respetó o se atacó la soberanía de México.
Expresaron:
_Hoy por las aguas nacionales ya no merodean submarinos cargados de torpedos y metrallas que los marinos petroleros mexicanos sintieron en carne propia; pero hoy el peligro es mucho mayor porque “hoy” (1962) los barcos que nos atacan llevan bandera mexicana que, como en la época de la piratería bien podrían cambiarle por el banderín de la calavera. Que con la bandera que exhiben, han logrado un permiso, aprovechando la nobleza de nuestra Constitución para poder transportar el petróleo y sus derivados sin importarles cuántos trabajadores pierdan su fuente de trabajo y sin avergonzarse siquiera porque sus nombres de mexicanos figuren como propietarios de los capitales que adquirieron esos barcos y que en realidad son de personas extranjeras.
Hoy como ayer nosotros los marinos petroleros mexicanos estamos dispuestos no sólo a defender la fuente de trabajo que nos corresponde, sino a no permitir que productos que son del patrimonio nacional sean transportados por buques disfrazados de mexicanos. y hoy no estamos inermes como ayer…. y no tiene caso continuar porque dan su voto de confianza al Presidente en turno de la República Mexicana, Adolfo López Mateos.
En estas dos publicaciones se hace obvia la participación de “países extranjeros”, claro está que no fue la participación de uno solo, verdaderos causantes de tales tragedias con la intención de que México entrara a la guerra en favor de los Estados Unidos, quien aparentemente no se dio cuenta de que submarinos alemanes”costeaban” su territorio, pero sí estuvieron listos “del instante” para tomar la foto aérea sobre el Potrero explotando, donde se cobraron la vida de hombres colocados para sus fines, entre ellas la de mi abuelo, dejando corazones dolidos y gran rencor contra el país vecino.
Y mi padre repetía la frase de Porfirio Díaz, “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.
El Potrero del Llano Torpedeado frente a las costas de Florida, enseguida el Faja de Oro, el Túxpan atacado de Veracruz a Tampico, Las Choapas es casi simultaneo, el mercante Oaxaca torpedeado mientras surca el mar desde Nuevo Orleans, El Amatlán torpedeado frente a las costas de Veracruz y el séptimo Juan Canciano se hunde frente a las costas de Georgia según éste nomás, en circunstancias rodeadas de misterio.
En total México pierde durante la Segunda Guerra Mundial 63 hombres entre personal de la Armada y de la mercante y siete unidades navales sin considerar el Petróleo derramado ni la pérdida económica generada al país.